Quiero ir más allá!-, estas simples palabras seguro habrán resonado muchas veces en la mente de casi todos, en nuestro afán de lograr más de lo ya obtenido, siendo una idea tan asentada dentro nuestro, que muchas veces nos ha encaminado en carreras interminables y extenuantes.Querer ir más allá habla de nuestro espíritu curioso y conquistador, para superar límites en todas nuestras expresiones como en el deporte, en el arte, en el trabajo, en el placer, en lo material y en lo espiritual. A este proceso de superación lo llamamos “trascendencia”, pues buscamos ir más allá de nuestros límites y de las referencias que poseemos, pasando una barrera o frontera, como por ejemplo desear que nuestro trabajo sea admirado en vida y después de muerto, como la música de Mozart o Beethoven, o las pinturas de Dalí o Picasso.Algo que trasciende supera la importancia circunstancial del momento, yendo más allá en el tiempo y el espacio, como por ejemplo la vida y enseñanzas de un humilde predicador ambulante llamado Jesús, hace más de dos mil años, produjo un impacto nunca igualado.Trascender también es dar una opinión de un hecho aparentemente simple, donde su significado va más allá, por ejemplo los comentarios por lo bajo de un político con influencia, pueden resultar en la indignación de gran parte de la sociedad, y después decir “No imaginé la trascendencia de mis palabras”.El sobresalir o superarse, buscando algo más fuera del mundo limitado conocido, es trascender, como por ejemplo que nuestro trabajo e ideas sean inspiración para personas futuras resaltando nuestro nombre, como los inventos y el arte de Leonardo Da Vinci.Solemos entender la trascendencia como poner pasión para ser recordados por un logro artístico, investigativo, médico, arquitectónico, por ejemplo los científicos que investigan sobre enfermedades de forma altruista, dando tiempo y esfuerzo sin esperar nada a cambio.Nos suelen enseñar que para que nuestra vida sea fructífera, recordada y que trascienda debemos “plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo”.Con plantar un árbol hacemos referencia a la buena convivencia con la naturaleza, donde podemos sacar provecho del entorno sin invadirlo ni destruirlo, sino respetándolo, colaborando con lo natural tratando de dejar nuestro mundo mejor de lo que lo recibimos.Sobre escribir un libro se refiere al manejo que hacemos de nuestras ideas con sus significados, y que finalmente debemos convertirlas en algo práctico, entendiendo que nuestras ideas influyen en el tiempo y a la distancia a muchos otros. Tener un hijo es una de las experiencias más preciadas que podemos tener, pues parte de nuestro ser y valores expresados en ideas pasan al hijo, para preservar nuestra especie. Tener un hijo para la mayoría es muy sencillo, pero es más arduo y lleva tiempo acompañarlo, guiarlo y mostrarle los caminos que se abren frente a él, para elegir el más conveniente.El concepto de trascendencia en el ámbito “Espiritual”, se refiere a aquellas ideas fuera de nuestro mundo terrenal, natural, material, mortal o finito; y sí está relacionado con el acercamiento a un mundo inmaterial, inmortal, infinito o área de influencia de Dios. Esencialmente nuestra espiritualidad nos invita a ser trascendentes, nos pide ampliar nuestro contacto con vivencias y significados más amplios, profundos y ricos, para dar un mayor valor y sentido a nuestra existencia.Nuestra espiritualidad nos hace preguntarnos ¿cómo se sostiene nuestra vida?, nos pide aclarar nuestra relación con Dios, los valores que vamos a desarrollar y en qué orden, buscar el sentido de nuestra vida, del dolor, de la enfermedad, del envejecimiento y de la muerte.Nuestra espiritualidad nos propone hacer más profundas nuestras relaciones sociales, ampliar nuestra conciencia sobre la vida, la verdad y la belleza, además nos orienta hacia una sensación profunda de que nuestras acciones forman parte de un amplio proceso universal.El psicólogo V. Frankl, que sufrió en “carne propia” los pesares del holocausto judío durante la segunda guerra mundial, expresó que en nuestra sociedad de consumo y abundancia sólo existe una necesidad “sin” satisfacción y es la “necesidad del sentido de Trascendencia espiritual para nuestra vida”.Cuando nos falta el sentido de trascendencia espiritual vivimos en un vacío existencial, que se manifiesta en la búsqueda del placer superficial y banal, el consumo desmedido de objetos, de información, de chismes, de truculencia y de espectáculos; es la gran enfermedad de nuestro tiempo porque hay carencia de objetivos, hay aburrimiento, falta de sentido y de propósito al vivir.La personas tienen los medios para vivir, pero carecen de sentido por el qué vivir, vivimos en un mundo muy egoísta que pone al ser humano como centro de todo lo existente, ayudado en parte por la economía de mercado, que convierte al ser humano en “amo” del mundo y de lo que existe, por lo cual usa su vida para servirse de él, sin entender que somos “huéspedes” de este mundo.Deberíamos adoptar y adaptar lo esencial del pensamiento oriental, que posee un sentido más profundo, sobre la interconexión entre la vida y todo lo que existe, existiendo un profundo sentido de responsabilidad con todos los seres y cosas de este mundo.Esta forma de percepción más humana, es tener conciencia de que todo empeño humano forma parte del gran tejido universal, viviendo en una actitud de humildad y agradecimiento hacia la naturaleza, como por ejemplo cuidar nuestros bosques.Nuestra educación occidental nos empuja a atender la problemática de lo inmediato y satisfacer nuestro placer, dejando de lado la enseñanza del sentido de la vida y de la trascendencia de la misma.Hay diferentes criterios sobre el significado de trascendencia, por lo que su enseñanza debería ser encarada como cualquier tema en las escuelas, explorando sus distintas clases como la forma espiritual, política, filosófica y psicológica; debemos buscar los ejemplos en la historia como de Jesús, A. Einstein, la Madre Teresa de Calcuta, N. Mandela, M. Luther King, etc., y siempre interpretarlos dentro de nuestra realidad, entendiendo que lo trascendente puede manifestarse en toda actividad humana.Es importante aprender a entender y desarrollar la trascendencia, dentro de la familia y comunidad, entendiéndola como una capacidad humana para aumentar nuestra experiencia y una forma de expandir nuestra conciencia.Por J.L. Bazán – MédicoDeseo tu opinión: [email protected]
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