La desorganización de los hogares es un problema que actualmente agobia a muchas familias y tiene un impacto directo en el desempeño de los niños en su aprendizaje pues, en la mayoría de los casos, resultan perjudicados, ya que asimilan todo, perjudicándolos en su vida diaria y en sus estudios.Es común, en esta sociedad llena de ocupaciones y actividades, escuchar demandas de las maestras, respecto a pequeños que llegan a clases sin energías, cansados, con sueño. Niños que generalmente duermen a cualquier hora, luego se despiertan obligados por la actividad y llegan a la escuela agotados física y mentalmente.La sociedad moderna busca desconocer el modelo familiar tradicional, que es siempre nuevo, para reemplazarlo por nuevas formas. La estabilidad de los nuevos hogares se ve afectada por el divorcio fácil. También afectan a la familia las discusiones, la falta de comunicación entre parejas y con los hijos, ocasionando muchas veces la desorganización de los hogares.Algunos factores que intervienen mucho en la desorganización familiar son:• La situación económica: sobre todo en el caso de la pobreza, ya que es una de las principales causas de la desorganización familiar, al ser la responsable del bajo nivel educativo de sus integrantes, trayendo como consecuencia el mantenerse en el mismo nivel, al no estar preparado para superarse.Esta situación se ve reflejada sin duda en el rendimiento escolar de los niños, quienes están con la mente en otro lado lo que provoca que su rendimiento sea menor. Además, hay muchos que aparte de sufrir la ausencia de los padres a veces son maltratados por quienes los cuidan, desinteresándose por sus estudios y cambiando totalmente su comportamiento.Las alteraciones de conducta de los niños se pueden deber al hecho de haber sufrido una separación o alguna causa relacionada con técnicas educativas erróneas.Los estudiantes son víctimas de las peleas suscitadas entre sus padres, influyendo de forma negativa en el comportamiento de los niños.Estos niños sufren por sus padres y a través de estos problemas, canalizan la necesidad de amor, respeto y comunicación, para poder vivir felices y con ganas de estudiar.Las recomendaciones que pueden tomar en cuenta los padres son que ellos son el eje principal donde se reflejen sus hijos bajo una disciplina y comportamiento factible para una buena crianza de los mismos.Que se interesen más por el rendimiento de los hijos en el colegio para que ellos se den cuenta que tienen interés por ellos. Como profesionales, el encuentro con las familias constituye un reto a la aptitud y creatividad tanto de la familia como del profesional.Algunos consideran que trabajar con familias es librar un combate desigual en el que un o una profesional (aunque casi siempre una figura heroica de género masculino), trata de forzar el equilibrio del grupo familiar y conducirlo al cambio. Es una lucha titánica en la que la familia se empeña en no cambiar y el profesional en que cambie y el resultado final podría ser o bien que el profesional es devorado por “barracudas”, retomando la metáfora antes aludida, o bien que el profesional se queme o que la familia se retire.Otros, prefieren concebir el trabajo familiar como una partida de ajedrez en la que el objetivo también es ganar opero utilizando otros procedimientos menos agresivos y revistiéndose con el ropaje mítico del salvador, lleno de sabiduría y por encima del bien y del mal. El resultado: atascamiento o parálisis de la familia, desbordada ante tanta competencia y, también, fomento de la dependencia; transmisión del mito familiar de salvación al profesional o a la institución. Fracaso en definitiva.Trabajar con familias es crear un sistema terapéutico en que juntos, el sistema familiar y el sistema profesional avancen juntos, cooperando hacia unos objetivos. Utilizando un símil de Minuchin, se trata de conducir un barco en el que todos tienen que colaborar.Y muy importante: definir los límites personales y profesionales, siendo capaces de reconocer cuando las vivencias tanto con la familia de origen como con la familia actual puedan interferir en la relación con la familia en tratamiento.Se trata de conocer a la familia, descubrir sus juegos relacionales y de poder a través de su lenguaje, de sus metáforas, de sus mitos o de sus rituales.Colaboración: Myrian Mabel Báez Lic. en Psicopedagogí[email protected]
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