En nuestra historia hay relatos de personas con un don especial para aliviar dolores y enfermedades de la gente, este don es muy buscado pues curar padecimientos humanos da jerarquía y prestigio al practicante.En los inicios de la historia las curaciones de enfermedades se realizaban por brujos, chamanes y religiosos, con un gran contenido “mágico, místico y espiritual”, debido a la creencia de que toda enfermedad era un “castigo de los dioses”El tiempo permitió el desarrollo de la medicina por separado, dándonos un método más razonable para curar, por lo que las curaciones “milagrosas” pasaron a un segundo plano, quedando en manos de movimientos espirituales y religiosos.Inicialmente un milagro eran los eclipses, los rayos o los truenos vistos con asombro e ignorancia, pero luego con las investigaciones y el razonamiento tendrán una explicación más coherente.El “milagro” es un suceso extraordinario, prodigioso y maravilloso imposible de explicar por las leyes regulares de la naturaleza, que no lo entendemos y se atribuye a la intervención beneficiosa de Dios, realizado por medio de un intermediario hacedor de milagros, santo o líder religioso, como por ej. sanarse de una enfermedad grave contra todo pronóstico científico.Se considera al milagro como una interrupción de las leyes naturales, aunque otros sugieren que Dios trabaja con o sin ellas, por encima o en contra de ellas, otros sin entenderlo como una contradicción de las leyes naturales lo ven como “una aceleración inexplicable del proceso normal de curación".Difícilmente los milagros se pueden estudiar científicamente, ¡Pero se estudian!, aunque no siempre son investigaciones serias, algunas son producto del fanatismo, o por el efecto placebo, o por los tratamientos previos, o por el estado psíquico y emocional de la persona. ¿Pero, de la influencia divina que sabemos y que podemos decir?.Vemos personas que se autoproclaman servidores y predicadores de la palabra de Dios, de muchas denominaciones religiosas, que dicen realizar curaciones milagrosas de enfermos.Nuestras enfermedades en su mayoría son benignas, las cuales tienen un inicio, una evolución y su extinción sin dejar secuelas, es muy probable que la curación milagrosa de algunas de ellas, coincida con el fin natural de su evolución.Otras dolencias van y vuelven, aparecen y se silencian para luego repetirse en el tiempo, quizás algunas curaciones milagrosas obedezcan a este tipo natural de recuperación.También existen enfermos que paralelamente toman medicación, y que su efecto curativo coincida con la sanación milagrosa.El religioso que realiza las curaciones se comporta de forma llamativa para influenciar al enfermo, quién puede responder con una mayor o menor respuesta anímica positiva, que llamamos “autosugestión” que posibilita el efecto placebo” de aliviarse a si mismo, desencadenándose fuerzas interiores curativas desconocidas por ahora.Cada ser humano según su carácter y personalidad enfrentará sus problemas y enfermedades, una actitud positiva y optimista le permitirá aportar su cuota de remedio y mejoramiento, acelerando el proceso curativo de la dolencia. Quién va a un servicio de “curación milagrosa” está dolido y triste por su achaque, pero a la vez tiene una actitud esperanzadora y expectante de lo que pueda encontrar, o comportamiento positivo; que junto a la fe y la creencia de la posible curación, crearán un impulso poderoso interno para lograr alivio. Por todo esto, en los lugares donde se concentra la gente para curar sus enfermedades por impulso de su “Fe”, como en el Santuario de Lourdes-Francia-, hay grupos de control con médicos, religiosos y gente idónea para verificar las curaciones milagrosas, estudiando y juzgando cada caso a fondo según reglas estrictas, evaluando su historia y concluyendo si se produjo o no un milagro.Un Comité Médico Internacional constata la existencia y veracidad de los milagros en Lourdes, enumera los elementos que posee un hecho para considerarlo “inexplicable o milagroso”, y son: que la dolencia sea incurable, que se ponga de manifiesto la total ineficacia de los medicamentos o protocolos médicos empleados para tratarla, que la curación sobrevenga de manera instantánea o casi instantánea y total, y que la curación no sea resultante de una interpretación derivada del estado psíquico de la persona.No deseo ponerle “piedras en la rueda” a la gente por sus creencias genuinas, pero tampoco deseo sorprenderme con engaños, ya que muchas veces estas curaciones son realizadas por charlatanes y farsantes.Lo esencial es que cuando hay una curación llamada milagrosa, el intermediario religioso o curandero, solo tiene una pequeña influencia, actuando como facilitador del proceso, mediante palabras, actos o medicinas; también importa la actitud y respuesta del enfermo, con sus creencias y la esperanza que posee, originando una auto-influencia reparadora.Lo que no podemos separar, ni comprobar, ni entender ¿cómo?, es el grado de participación del “Ser Superior o Dios”, que para el creyente está claro que su ayuda es clave, aunque es imposible demostrarlo. Reconozcamos que todo fenómeno que aparenta ser extraordinario, no puede ser clasificado como milagro, así como las curaciones inexplicables no son necesariamente violaciones de las leyes naturales, porque todavía no conocemos todas las leyes y estos hechos pueden lograr su mejoramiento debido a leyes desconocidas.Aún dentro de la ciencia existen leyes inverosímiles e inentendibles, algunas contradictorias como la existencia de orden y caos al mismo tiempo en nuestro universo; lo que si debemos aseverar es que en nuestro mundo existen situaciones que suceden y no sabemos el porqué.Existe un límite difuso y movedizo entre magia, ocultismo, religión, leyes científicas y fenómenos psíquicos, que nos posibilitan una realidad inigualable, debemos aprender a descartar lo irreal para construir una nueva visión de la vida.La Fe con sus creencias espirituales que fluyen hacia y desde un mundo trascendente, puede desencadenar poderosas energías curativas, que debemos reconocer y aprovechar. En última instancia este espacio de realidad llamado “Fe o Creencia”, es alimentado por nuestra espiritualidad, llena de esperanza, por el deseo de que lo irreal pueda ser real, de que lo ilógico sea lógico y de que lo imposible sea posible.Este espacio creado por la “Fe”, será del tamaño que le propongamos nosotros, es un salto al vacío, donde se acaban las leyes conocidas por nosotros, y comienzan otras leyes desconocidas.¡Cada uno determinará el tamaño de su Fe!Por J. L. Bazán – MédicoDeseo tu opinión: [email protected]
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