La ciudad universitaria de Volos y sus 78 pueblitos costeros extendidos al pie de la península de Pelión, considerada por la mitología griega como “morada de los centauros”, conforman un paisaje donde conviven el azul del mar Egeo con frondosos bosques y montañas, mitos y realidades.Las aldeas del monte Pelión son ideales para recorrer en invierno y las plantas medicinales de sus bosques aún hoy se utilizan como remedio casero. A través de los pueblitos de montaña conectados entre sí por centenarios caminos que se descubren entre el follaje, el turista conoce esta fantástica zona geografía en caminatas organizadas.Los visitantes los recorren en el To Trenaki, un trencito de cuatro vagones que conecta Ano Lejonia y Miliés, pueblos cuyas casas están construidas con piedra típica y tejados de pizarra. El golfo Pagasítico, frente a la isla de Eubea, es la zona de playas ideal para los meses de verano. Sus aguas serenas y la dimensión de sus arenas son ideales para los niños. A lo largo del camino playero se van descubriendo numerosas tabernas y bares donde se puede disfrutar tanto de música como de comidas tradicionales.A orillas del golfo se extiende Volos, una ciudad universitaria que cuenta con un paseo marítimo muy popular por su infinidad de cafés y tabernas, siempre desbordantes de juventud. También en la zona hay una gran variedad hotelera. Esta ciudad tiene una ubicación estratégica por su cercanía con Atenas a 326 kilómetros y tesalónica, la segunda ciudad más importante de Grecia, de la que sólo la separan 215 kilómetros.En el golfo está anclado, conviviendo con la Grecia moderna del día a día, el Argo, una réplica de la prodigiosa galera que Jasón y los argonautas utilizaron en su búsqueda del vellocino de oro.Algo al oeste de la ciudad se encuentran dos importantes yacimientos arqueológicos. Uno de ellos es el de Diminí, un yacimiento del Neolítico tardío con restos de calles y casas ordenadas. A menudo se ha identificado este yacimiento como Yolco.Al turista no le pasa inadvertida la asignatura obligatoria de la ciudad de Volos: sentarse en los típicos tsipuradikos que hacen famosa a la ciudad por su calidad, probar el tsípuro acompañado de las tapas griegas. En la plaza mayor está emplazada la iglesia de Agios Taxiarches, que alberga en sus humildes y blancas paredes frescos del siglo XVI.En definitiva, el turismo se da muy bien en Volos ya que tanto la ciudad como los múltiples pueblos que la rodean ofrecen atracciones para todos los visitantes, sólo queda conocerlos y disfrutar.
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