La falta de tiempo fuera de la doble jornada escolar es uno de los inconvenientes que plantearon las escuelas técnicas y agrotécnicas para poder implementar el modelo pedagógico del aula invertida. Por ello, desde la Subsecretaría de Educación Técnica, a cargo de Alberto Galarza, y el creador de esta herramienta de enseñanza, el docente norteamericano Jonathan Bergmann, sugirieron a los docentes que destinen una parte del horario de clases para ver los videos sobre el tema elaborados por cada profesor. Bergmann y Galarza visitan esta semana las diez escuelas técnicas y agrotécnicas que aceptaron formar parte de esta prueba piloto aplicando el método de aula invertida. Estas son la Epet 4 de Iguazú, Epet 22 de Santiago de Liniers, Epet 7 de Jardín América, Epet 1 de Posadas, IEA 1 de Bonpland, IEA 10 de 25 de Mayo, IEA 9 Colonia Aurora, Epet 28 de San Pedro, IEA 2 y Epet 3 de Oberá. Aula invertida (flipped classroom en inglés) es una metodología pedagógica que consiste en que los alumnos vean videos en casa con las explicaciones grabadas por el maestro, mientras que en la escuela llevan a la práctica la teoría aprendida. De este modo, las tareas que antes hacían en casa ahora las realizan en grupos en el colegio; las lecciones que antes oían en el aula ahora las siguen desde su habitación, con la ayuda de su ordenador. Según indicó Bergmann, la evidencia científica dice que los alumnos mejoran sus resultados académicos, sacan mejores notas y están más motivados. También genera un mayor nivel de satisfacción de los docentes. Videos de entre 6 y 16 minutos La ventaja más importante de esta herramienta es que, a diferencia de una clase tradicional, el alumno puede pausar el video o volver a verlo las veces que considera necesarias. Otro beneficio es que permite una mayor participación familiar en el proceso de aprendizaje. El video no es el equivalente de una clase tradicional filmada. Por ello, para poder desarrollar estos productos audiovisuales, se ofrecerá un taller a los docentes. “La extensión de los videos es muy inferior a una clase, se calcula que la cantidad de minutos de la filmación no tiene que superar la edad del alumno, es decir no más de seis minutos para los chicos de primer grado, no más de trece minutos para un alumno de primer año del secundario”, indicó Galarza en diálogo con PRIMERA EDICIÓN. Con muy buenos resultados, esta metodología que fue pensada en 2007 por el profesor de Química Jonathan Bergmann y su colega Aaron Sams, para que los alumnos que faltaron a clases pudieran recuperar el contenido, se implementa en numerosas instituciones educativas de Estados Unidos, China, Islandia, México, Canadá y Reino Unido, entre otros países. En Misiones, según destacó Bergmann, cuenta con el apoyo de las autoridades educativas y no sólo de un grupo de instituciones. No obstante, no eludió que es necesario el apoyo y compromiso de los docentes para su implementación exitosa. Plataforma GuacuraríEl propio Bergmann destacó que para llevar adelante la metodología, se requiere que los alumnos tengan celulares y conexión a Internet, aunque esto último tampoco es indispensable pues también se puede bajar el video por bluetooth o la tarjeta de memoria. Obviamente, el docente necesita un celular que permita grabar un video con buena definición. “Muchos están en desacuerdo con el uso de los celulares en el aula, yo estoy en descuerdo con ellos. Creo que en lugar de pelear contra la cultura de la pantalla, debemos aprovechar este dispositivo. No importa el lugar del mundo donde estemos, prácticamente todos los alumnos tienen un celular a su disposición. Creo que este es el mejor momento para comenzar a aplicar esta metodología, en pleno auge de los youtubers, porque nuestros alumnos están familiarizados con su consumo”, señaló el docente norteamericano que ya recorrió varias de las escuelas que participarán en la prueba piloto y corroboró “que no tienen mucho uso de Internet, eso no es tan importante… cuando hace diez años empezamos con el aula invertida, apenas el 30% de nuestros alumnos estaba conectado”. Misiones planea proponer el uso del aula invertida en el marco del Programa de Innovación Educativa y la Plataforma Guacurarí, cuyo desarrollo ya está en etapa de experimentación. “La idea es aprovechar las netbooks que se entregaron a través del Conectar Igualdad y por ello es importante mejorar la conectividad”, destacó Galarza. La experiencia se aplicará en forma piloto en estas primeras diez escuelas secundarias. En una segunda etapa, está prevista su ampliación a otras escuelas del nivel secundario y luego a las primarias.Cuatro obstáculos, según Bergmann Para Jonathan Bergmann, el modelo de clase invertida es aplicable para cualquier materia o área del conocimiento, incluso las más conceptuales o teóricas, como historia o literatura.“Por ejemplo, una clase sobre historia de Misiones, puede utilizarse la clase para hacer un debate sobre un hecho histórico o para leer las fuentes primarias de la historia… hay muchas posibilidades”, señaló este docente de Química oriundo de Colorado, Estados Unidos. Según admitió en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, hay cuatro condiciones u obstáculos para implementar esta metodología que en inglés comienzan con “t”: el docente debe repensar la forma en que da la clase, tienen que entrenarse en cómo hacer bien las cosas, se requiere un tiempo extra para elaborar cada video y por eso se necesita el apoyo de los directores de las instituciones y autoridades educativas; y la cuarta condición es el uso de la tecnología básica para poder hacer los videos”. Pese a que los docentes más jóvenes están más familiarizados con el uso de la tecnología informática, Bergmann aseguró que esto no significa necesariamente que los educadores con más años de trayectoria sean los más reticentes a incorporar el método del aula invertida a sus prácticas pedagógicas, “lo ideal es lograr que los docentes con más antigüedad y práctica acepten cambiar la forma en que dictan sus clases”, analizó.
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