Esta es la nota completa publicada el 24 de agosto de 2011 en PRIMERA EDICIÓN:Esta semana viajamos en el tiempo para recordar cómo los pobladores de lo que fue por Apenas dos meses la capital de Misiones querían recuperar esa categoría y, mientras se discutía políticamente el lugar, Juan Toth construía la que pretendía ser la Casa de Gobierno de la provincia.Una obra faraónica para fines del siglo XIX en el pueblo que fue uno de los primeros asentamientos en estas tierras, legado de los sacerdotes jesuitas: Corpus Christi fue la reducción cuya refundación dispuso el Gobierno de Corrientes en 1877 y al federalizarse Misiones, en 1881, fue designada como capital del Territorio, bajo el nombre de Ciudad de San Martín. Pero esta resolución duró muy poco, ya que definitivamente nombraron a Posadas como capital.En 1900, según las investigaciones realizadas por el secretario municipal de Corpus, Elmer Daniel Irizaga, hombres como Juan Toth tenían la esperanza de recuperar la capitalía y, mientras se discutían políticamente esas cuestiones, Toth comenzó la construcción de lo que supuestamente sería a partir de entonces la casa del Gobernador y, por ende, la Casa de Gobierno.Así, emprendió una imponente obra de dos plantas levantada sobre la avenida principal de ingreso a la ciudad, la avenida Uruguay, en su intersección con Francisco Mónaco, a cuatro cuadras de la plaza central San Martín.Lamentablemente para los habitantes de la zona, nunca pudo ser estrenada como Casa de Gobierno de Misiones y se quedó en vivienda familiar de Toth, donde abrió un almacén de ramos generales.Según su bisnieto Roberto, quien actualmente intenta recuperar el edificio, “muchos tienen una confusión porque allí funcionó la primera Comisión de Fomento (de Corpus) o Municipalidad de la época y también estaba el Juzgado. El juez era un tal Michelin, cuñado de un Figueroa Alcorta, hombre de la época en Buenos Aires”. De ese parentesco y esas relaciones políticas con la Capital Federal se cree que surgieron las especulaciones de recuperar a Corpus como capital provincial y mientras tanto, la Comisión de Fomento seguía trabajando allí.Pasaron los años y el lugar lo ocupó el gremio Unión Colonial de Agricultores, luego pasó a ser la Escuela 225 y cuando ésta se fusionó con la Escuela 16, la casa quedó deshabitada por muchos años.Mientras el tiempo pasaba, el edificio se deterioraba hasta que llegó el día en que los descendientes de Juan Toth lo recuperaron. Actualmente, su bisnieto Roberto le da el uso que tuvo originalmente o al menos “algo parecido”, como dice él, convirtiendo parte de la casa en almacén de ramos generales.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Roberto contó que decidió ocupar las instalaciones a raíz de su producción de miel, que “para poder venderla ocupé la casa y puse un mini mercado”. Mientras tanto, la reacondiciona poco a poco para devolverle algo del “glamour” de sus primeros años, cuando apenas comenzaba el siglo XX.Convertida en Patrimonio Histórico de Corpus, la casa es valorada por todos, pero solamente Roberto está dispuesto a recuperarla: “Nadie quiere invertir plata porque cuesta mucho dinero. Para hacer algunas reformas, vendí un terreno que tenía y sigo invirtiendo”, explicó.Entre sus proyectos, en la planta baja funcionaría un spa de belleza de su esposa, especialista en mesoterapia.Roberto dice ser el nieto de Juan Roth porque su abuelo Américo (hijo de éste y padre de Rodolfo, papá de Roberto) había muerto cuando Rodolfo tenía apenas ocho años. Así fue que al único hombre mayor que conoció y tuvo como abuelo fue a Juan, quien en realidad era su bisabuelo.Los sueños de Juan Toth igualmente se cumplieron a través de su obra, que lleva el sello de sus ancestros húngaros y los conocimientos que trajo a estas tierras como obrero de la construcción y maestro mayor de obras. Roberto heredó su amor por el arte de construir.La casona de los balconesA principios del siglo XIX, las casas no eran tan ostentosas como la que comenzó a construir Juan Toth, con diseños húngaros que traía en la sangre. En la planta baja era un salón muy grande con una amplia cocina comedor, mientras que en la planta alta se construyeron cuatro habitaciones tan amplias que algunas miden cinco metros y hoy Roberto planea convertirlas en suite, ya que les agregará los baños que nunca tuvieron.Es que, en esa época, ninguna casa tenía sanitarios, que estaban afuera. Ahora, con las obras de refacción, ya tienen dos baños y uno con instalaciones para agua caliente,donde funcionará un spa de belleza. Con los conocimientos de Roberto en el arte como mecánico dental, aprovechó para tomar los moldes y diseños en yeso de todas las aberturas, ya que con el tiempo, puertas y ventanas fueron rotas por vándalos. Los que sí están intactos son los balcones.
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