Como influencia en el nivel de aprendizaje, la sobreprotección se relaciona con el desarrollo cognitivo del pequeño, el cual va adquiriendo diversos aprendizajes y habilidades que lo harán una persona autónoma y capaz de enfrentarse a los retos de la vida. Al sobreproteger al niño con discapacidad podemos crear ciertas dificultades en su personalidad y carácter que lo lleven a tomar ciertas actitudes negativas que obstruyen su aprendizaje y progreso, y el en el futuro lo afectarán en su diario vivir como persona adulta. Influimos en su autonomía, en el autovalimiento tan perseguido y la autodeterminación.La sobreprotección se evidencia en muchos padres, pero cuando hay un niño con discapacidad se suele observar de manera más marcada o con mayor frecuencia. Los cuidados hacia los niños que presentan una discapacidad son necesarios porque en algunas ocasiones se les dificulta hacer alguna actividad, pero cuando estos cuidados son excesivos se puede llegar a una sobreprotección, que influye de manera negativa en el desarrollo, así como también surge una dependencia total por parte de ellos a sus padres. En este artículo podremos conocer más acerca de las problemáticas que trae consigo la sobreprotección y así también su influencia en el aprendizaje, haciéndonos conscientes del gran papel que juegan la familia, la sociedad y la escuela en el desarrollo del niño.“La familia es la primera institución que ejerce influencia en el niño, ya que transmite valores, costumbres y creencias por medio de la convivencia diaria” (Escobedo). Como sabemos la familia es el primer contexto donde el niño se desenvuelve y adquiere los primeros aprendizajes y conductas necesarios para la vida. En el caso de una familia con un niño con discapacidad presenta un mayor reto, porque es ella la que conducirán al pequeño, estimulará y ayudará a salir adelante y adquirir otras capacidades necesarias para su crecimiento y desarrollo. En determinadas ocasiones esta estimulación puede ser truncada considerando frágil al pequeño ante el mundo que lo rodea; no creen que sea capaz de desarrollarse autónomamente dentro de la sociedad, lo que conlleva a que los padres o familiares comiencen a protegerlo excesivamente. Es importante que los niños crezcan en un ambiente familiar donde exista amor, respeto, tranquilidad y reglas que cumplir. Por lo que se debe tener bien clara la diferencia entre cariño y sobreprotección. Los padres en ocasiones confunden el amor por sus hijos con la sobreprotección, lo que los lleva a otros caminos que no permiten el avance de los pequeños, impidiendo que estos tomen sus propias decisiones ni avancen en el aprendizaje al facilitarles todo con el afán de hacerles la vida más fácil y no dejan que ellos experimenten, enfrenten retos que les permitan ir resolviendo problemas, analizando y comparando todo. Se considera importante que los padres de familia pongan límites, dejando que se equivoquen, exploren el medio que los rodea, respetando las opiniones y decisiones que llevaran a sus hijos a ser autónomos y capaces de enfrentarse a determinadas situaciones que se les presenten. La sobreprotección en la familia es peligrosa “haciendo sentir a los pequeños inseguros de sí mismos, dependientes, tímidos, impidiendo el desarrollo de la creatividad, la personalidad y generándoles grandes frustraciones”. (Alberca., 2012).¿Qué sucede en la escuela, cuando un niño con discapacidad es sobreprotegido? La escuela es el segundo contexto donde el pequeño interactúa y se relaciona, ya sea en una escuela regular o especial en donde se enfrenta a nuevos retos al convivir con otras personas ajenas a su contexto familiar. Al contar con una persona con discapacidad, la escuela debe asumir un papel integrador e inclusivo que permita al pequeño sentirse en confianza y motivado en el aprendizaje y desarrollo de sus habilidades. En este caso los docentes suelen cometer los mismos errores que los padres de familia al sobreproteger al alumno, excluyéndolo del grupo porque según ellos “no pueden hacer determinada actividad”, provocando en ellos inseguridad y baja autoestima ya que no se sienten capaces de participar en las jornadas escolares.En general los profesores evidencian en sus prácticas pedagógicas actitudes positivas y negativas, que oscilan entre la indiferencia, sobreprotección, bajas expectativas y aceptación hacia los niños con necesidades educativas especiales (derivadas o no, de alguna discapacidad). Este tipo de actitudes suelen influir en el aprendizaje del pequeño ya que no se sentirá parte del grupo donde en se encuentra, y asimismo no se sentirá motivado para aprender e involucrarse en las actividades.La sobreprotección en la escuela lleva al niño con discapacidad a ser una persona dependiente tanto del docente como de sus padres. “Para poder evitar la sobreprotección es importante que los docentes dejen que sus alumnos realicen sus actividades de acuerdo a su edad, con la finalidad de que vayan ganando independencia y seguridad. ConsecuenciasLas consecuencias más relevantes de la sobreprotección de los pequeños con discapacidad son más notorias en el desarrollo de su personalidad (tema que se trabaja interdisciplinariamente con los colegas psicólogos), provocando la falta de autonomía y seguridad al tomar decisiones o al enfrentarse a retos.En fin provoca “el desarrollo parcial y limitado de la personalidad, ausencia del aprendizaje de nuevas conductas, favoreciendo la regresión y huida de lo novedoso y difícil, falta de creatividad, coraje e iniciativas y extrema necesidad de la proximidad física de figuras protectoras de apoyo como los padres”. Los niños con discapacidad que sufren de sobreprotección pueden llegar sentirse inferiores, temerosos al hacer las cosas por sí solos, miedo a la soledad, miedo a su entorno, sentirse amenazados por las personas que los rodean provocando agresividad hacia las personas con las que convive, así como también pueden demostrar bastante timidez la cual no le permita entablar relaciones con los demás. “Un niño que ha crecido en un ambiente de excesiva atención, preocupación asfixiante o con los deseos de los padres convertidos en obligaciones o expectativas demasiado altas para la capacidad del hijo, puede encontrarse en su edad adulta con graves problemas” (Alberca., 2012) .En definitiva, decimos, por la experiencia además, que la sobreprotección tiene una gran influencia en el nivel de aprendizaje del niño con discapacidad, como ya lo vimos anteriormente, es un factor para que los pequeños creen una personalidad insegura y dependiente de las personas que lo rodean, la cual no favorece su autonomía y los hace crecer con miedos y temores.La familia, la escuela y los diversos contextos en el que el niño se desenvuelve suelen usar a la sobreprotección, a veces inconscientemente sin saber el daño que pueden provocar al pequeño. Se puede afirmar que la sobreprotección es el resultado de la inadecuada interpretación de la afectividad; caracterizándo
se por tratar de evitar la mayor cantidad de riesgos y dificultades a la hija o hijo, limitando así sus posibilidades de desarrollo.Podemos concluir que los cuidados que todo niño con discapacidad recibe suelen ser necesarios pero sin excesos, se debe de dar una protección adecuada en la cual se le permita al niño decidir, opinar, participar, explorar y crear un mundo en donde él se sienta libre, autónomo y capaz ante la sociedad y las personas con las que convive.¿Podemos evitarla?La sobreprotección es un factor que se puede evitar si tomamos conciencia del daño que puede causar en los niños con discapacidad, ya que en vez de ayudarlos se perjudica su aprendizaje y desarrollo. Tanto padres como maestros quieren lo mejor para los niños que tienen a su cargo en este caso un niño con discapacidad, dándole los cuidados necesarios y el trato adecuado para su crecimiento físico e intelectual. Podemos evitar la sobreprotección no llegando a los excesos, reconociendo que todo en exceso es malo. No está mal que cuidemos de los pequeños con discapacidad, pero debemos procurar que ellos actúen con autonomía, motivándoles y dándoles el valor que ellos merecen para que así se sientan parte de la sociedad en la que viven.Colaboración: Myrian Mabel BáezLic. en Psicopedagogí[email protected]
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