João Pessoa está en el punto más oriental de Brasil por eso allí amanece antes que en cualquier otro lugar de Sudamérica, pero también anochece más temprano, momento en que empieza a destellar el faro de Cabo Branco.En las costas de este increíble rincón carioca hay más de cien kilómetros de playas. Tambaú y Cabo Branco son las más cercanas a la “civilización” y cuentan con la infraestructura necesaria para atender a los viajeros. Negocios, restaurantes y una movida nocturna intensa convocan a quienes no desean solamente sol y relax. Continuando con las playas, las más exóticas son las de la Isla Arena Roja, que sólo se puede visitar navegando y con marea baja, ya que se forman en un banco de arena que surge dos kilómetros mar adentro, desapareciendo cuando sube el mar.En una rambla junto al río Paraíba los viajeros suelen asistir todos los días a la puesta de sol, en unos pintorescos bares al aire libre donde los músicos hacen de las suyas llenando el ambiente de ritmo carioca. Las playas más alejadas y exóticas generalmente se visitan en excursiones, ya que quedan a varios kilómetros de la ciudad. Para nadar haciendo snork entre pececitos de colores en unas piscinas naturales hay una salida de tres horas hasta Picaozinho, a donde se llega en catamarán.A la playa de Coqueirinho, una de las más bonitas, se llega generalmente en un buggy de alquiler recorriendo 35 kilómetros desde el centro de João Pessoa. La otra imperdible es Tabatinga, a la que se llega por unas escaleras construidas en una rojiza barranca para disfrutar de sus piscinas naturales junto a la costa.
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