Todos los seres vivos tenemos un objetivo fundamental, que es “transmitir información” a nuestros sucesores, parte de esa información la damos a través de nuestra carga genética o “herencia”, por el intercambio sexual.Es por esto que la mayoría de los animales muere luego de finalizar su período reproductivo, pues una vez realizada la perpetuación de la especie, pierde sentido para ellos seguir viviendo.Hay pocas excepciones, donde algunos viven un poco más para criar su descendencia, como los elefantes, ballenas y chimpancés que llegan a adultos viejos, sobreviviendo varios años para ayudar a los jóvenes.En cambio, con los humanos, esta “supervivencia post-procreación o post-genésica” se extiende por casi la mitad de su vida, donde los ancianos transmiten su experiencia, conocimiento y sabiduría en “ideas”, considerados por algunas culturas bibliotecas ambulantes.Llegar a ser longevo es una característica diferencial humana, junto al lenguaje simbólico, los hábitos sexuales y la acumulación del conocimiento a través de la cultura.Resumiendo, los humanos poseemos una segunda forma de transmitir información, que es en “ideas o pensamientos” , por ejemplo para los antiguos nómades, la experiencia del anciano ayudaba a los jóvenes, indicando zonas de sequía o inundación o terremoto o de alimentos o de hambruna. Antiguamente no muchos llegaban a viejo, hoy en día por mejores condiciones de vida, aumentaron mucho los ancianos, ¡aunque! ya no se sienten tan necesarios para transmitir sus conocimientos.Las ideas inicialmente se transmitían por el “boca a boca” o relato hablado, luego de la invención de la escritura hace 5.000 años, empezó a quedar plasmadas en cada “cultura” en rocas, tablillas, papiros y papel; por lo que el relato anecdótico de los ancianos fue dejado poco a poco de lado.En nuestra sociedad actual considerada “Moderna”, desde hace 40 o 50 años, toda información se guarda y transmite por los sistemas computarizados, que acumulan información fuera del cerebro, como banco de datos, internet, etc.Envejecemos por el debilitamiento y deterioro progresivo de todas las células de nuestro organismo, que acumulan errores al reproducirse; las agresiones del medio ambiente por radiaciones, estrés y excesos, dañan la capacidad celular para generar copias sanas, deteriorando nuestras funciones normales.Es como sacar una fotocopia tras otra, donde se suman pequeños errores en las copias, como un borroncito o una manchita, produciendo al final defectos en la lectura.Casi todas nuestras células mueren y se renuevan periódicamente, la información se transmite de células madres a hijas por medio de sus genes (herencia), al haber defectos en sus copias, una función que en la adolescencia era perfecta puede alterarse en la vejez, significando que salgan estrías, patas de gallo, ver menos, escuchar peor, orinar con poca fuerza, las arterias se endurecen, aumenta la presión arterial, ser más lentos, digestión difícil, y por ahí una celulita enloquece transformándose en un “cáncer”. Tenemos sistemas de control y reparación, pero cada vez tienen más trabajo, hasta que en algún momento son sobrepasados.Nuestro cerebro es el 2% del peso corporal, aunque consume el 20% del oxígeno que respiramos; un fenómeno bioquímico que nos envejece se llama “Oxidación en exceso” que destruye nuestras células, aumentando por las radiaciones ionizantes, la luz ultravioleta y los tóxicos. Es por esto que se insiste con la ingesta de “antioxidantes naturales” como son las verduras, frutas y vegetales.Nuestras células cerebrales no tienen el recambio que tienen las otras, nacemos con un total de neuronas que disminuyen con el tiempo, por las agresiones como el alcohol, las drogas y los golpes en la cabeza, su buen funcionamiento determina nuestro buen estado mental y de conciencia. Aunque recientemente se descubrió que, en el adulto se regeneran neuronas y sus conexiones en algunos centros cerebrales, llamado “neurogénesis o neuroplasticidad”, como sucede en la zona del hipocampo relacionado con la memoria y el aprendizaje, que compensaría en parte el deterioro por el envejecimiento. Empezamos a reducir nuestro volumen cerebral por la progresiva muerte de neuronas a partir de los 30 años, acelerándose a los 70 años, por lo que aparecen déficits de inteligencia, razonamiento, atención, control postural, movimiento, agilidad, equilibrio, memoria, atención, concentración, interés y de la percepción del tiempo.El uso del lenguaje y nuestra tendencia a la sociabilidad persisten, son nuestras últimas capacidades en perder su eficacia, lo primero que se pierde es lo último que se aprendió, y lo innato o aprendido de forma precoz (de niño) queda más en la memoria.Perdemos lo menos necesario, mientras que mantenemos lo imprescindible para vivir, podemos prescindir de los conocimientos más complejos y nuevos, como lo aprendido en una universidad, mientras lo básico como la digestión e instintos persisten. Nuestra “memoria” nos permite tener identidad humana pues recordamos lo que fuimos y como edificamos nuestro ser, el pasado debemos recordarlo; quedarnos sin memoria es quedarnos sin identidad, sin pasado y convertirnos en dependientes de otro, por lo que debería ocuparnos en su entrenamiento.Al envejecer la muerte de nuestras neuronas se acentúa, deteriorándose nuestra atención, concentración, y sentidos (ver y oír), lo que hace aún más difícil memorizar, olvidamos un nombre, o por ejemplo dónde dejamos las llaves, pero al poco tiempo lo recordamos, lo que nos debe llamar la atención es no saber qué hacer con las llaves.Abundan en la ancianidad la ansiedad, tristeza y depresión, es la época de las pérdidas, de la jubilación con inactividad física y mental, y de la invisibilidad dentro de la casa pasando a ser, “a veces” sólo un adorno.Las mujeres al envejecer con su menopausia, cesa la fertilidad dándole alivio, dedicándose a sus nietos, convirtiéndose en abuelas, siendo más activa que el hombre.El hombre entra en una especie de retiro y sopor, sintiendo inseguridad e incertidumbre por su futuro, se siente más vulnerable y desprotegido, acentuado esto por el deterioro mental, y es común que se vuelva desconfiado.Por esto, al ir envejeciendo debemos tener estimulación mental, emocional, física y espiritual, mejorar nuestra dieta, revivir el interés y la curiosidad por el medio, lo que nos mantendrá activos, también combatir la tristeza, la soledad, mantener el buen humor y dormir bien para no acentuar nuestras pérdidas. Por J.L. Bazán – MédicoDeseo tu opinió[email protected]
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