Una mujer y su concubino quedaron a un paso del juicio oral, después de que la fiscalía considere agotada la investigación que los apunta como los autores de una bestial pesadilla: ella entregaba a sus dos hijas, de seis y ocho años, para que él las violara, en un maquiavélico festín del que no se descarta haya más participantes, según investigan por estas horas las autoridades.Los hechos ocurrieron entre octubre de 2014 y mayo de 2015 en la zona rural de Comandante Andresito, en la frontera con Brasil, a 340 kilómetros de Posadas. A los dos imputados se les dictó la prisión preventiva y permanecen tras las rejas en distintas dependencias del Servicio Penitenciario Provincial.Por el momento, la acusación que sobre ellos pesa es la de “abuso sexual con acceso carnal en concurso ideal”. En las últimas horas el doctor Martín Brítez, a cargo de la fiscalía de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, pidió que la causa sea elevada a juicio oral, a la vez que exigió que a la anterior carátula se le sume también el delito de “promoción y facilitación a la corrupción de menores”.Fuentes del caso contaron a PRIMERA?EDICIÓN que los hechos ocurrieron repetidas veces entre octubre de 2014 y mayo de 2015. Sin embargo, todo saltó a la luz en julio del año pasado, cuando una de las tías de las niñas se enteró de lo que realmente sucedía en la chacra de Andresito y decidió radicar una denuncia.La madre de las menores y su concubino fueron detenidos por la Policía y quedaron a disposición del Juzgado de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, que inició entonces la investigación. De esa pesquisa surgieron datos estremecedores, prácticamente impublicables.Las niñas -que tenían seis y ocho años al momento de los abusos- contaron entre otras cosas que su propia madre las llevaba a la cama y sujetaba mientras el concubino las violaba. Una escena increíblemente salvaje, pero tristemente real, al decir de los detectives. Sin embargo, eso no es todo, ya que las autoridades investigan por estas horas si así también las menores fueron entregadas por su madre a otros hombres de la zona que no fueron identificados hasta el momento. Es por eso que se instruye una causa paralela para dar con esas personas.Después de casi un año de investigación, el fiscal Brítez consideró días atrás que la instrucción estaba agotada y que los elementos de prueba recolectados hasta el momento son suficientes para imputarle a la pareja los delitos de “promoción y facilitación a la corrupción de menores y abuso sexual con acceso carnal en concurso ideal”.Es también por ello que meses atrás tanto la mujer como su concubino fueron imputados formalmente por el segundo de esos delitos y recibieron la prisión preventiva, razón por la que permanecen hasta hoy tras las rejas, ella en la Alcaidía de Mujeres de Miguel Lanús y él en la Unidad Penal III de Eldorado.Con el pedido de elevación fiscal realizado por el Ministerio Público, ahora la Justicia debe resolver si da lugar al mismo. Si es así, el camino para que la pareja responda por los hechos de los que son acusados en un juicio oral quedará allanado.Encuadre legalEl Código Penal Argentino fija en el artículo 125 las penas previstas para el delito de “promoción y facilitación a la corrupción de menores”. Allí se establece que “el que promoviere o facilitare la corrupción de menores de 18 años, aunque mediare el consentimiento de la víctima, será reprimido con reclusión o prisión de 3 a 10 años (…) La pena será de 6 a 15 años cuando la víctima fuera menor de trece años”.Sin embargo, esa condena puede ser mayor en caso de que medien diferentes circunstancias que se describen en la misma normativa: “cualquiera que fuese la edad de la víctima, la pena será de reclusión o prisión de 10 a 15 años cuando mediare engaño, violencia, amenaza, abuso de autoridad o cualquier otro medio de intimidación o coerción, como también si el autor fuera ascendiente, cónyuge, hermano, tutor o persona conviviente o encargada de su educación o guarda”.
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