En los alrededores de la zona de la playa El Brete prosperan, a pulmón y a paso lento, las escuelas de canotaje y de deportes náuticos capitalinos, que pese a la consideración amateur que aún tienen en la provincia, han provisto al país de un semillero importante de competidores de talla mundial. Uno de los ejemplos actuales más claros, es el de la Escuela de Vela “Nicolás Dasso”, que en estos momentos está representando a la Argentina en el Campeonato Europeo de Optimist que se disputa en Crotone, Italia. Igualmente, en párrafo aparte, merece ser contado que recientemente el Club Río Paraná, a través de la Escuela Adrián Palamarchuk, situada en un predio lindante al de Dasso, próxima a la principal bahía capitalina, recibió 22 días a la Selección Argentina de Canotaje, porque los atletas habían pedido usar sus instalaciones con miras a entrenar, en aguas ideales, para los Juegos Olímpicos de Brasil 2016. El intercambio posibilitó que al menos tres palistas locales tengan chance de buscarse un lugar en esa clasificación. Sin embargo, pese al buen momento deportivo cosechado a fuerza de talento y tenacidad, sus instructores se ven obligados a dividir los esfuerzos que hacen para impulsar la cultura de la navegación, porque también deben ocuparse del autoabastecimiento, conseguir los recursos para competir afuera y hasta para el más mínimo funcionamiento estructural. De hecho, algunos de ellos, además de la preparación de sus deportistas, deben salir a “empujar” la venta de empanadas y pollos a beneficio, para colocar “una chapa más” en los predios ribereños, donde se están asentando a pausado progreso, desde que todos se quedaron sin clubes y consiguieron la relocalización mediante gestiones ante la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). En la Tierra Roja, con todas las promesas que hay, a falta de un verdadero espaldarazo- los clubes han tenido que resignar metas en cuanto a lo edilicio: la escuela Dasso funciona dentro de unos containers en desuso, el Club Río Paraná – Escuela Palamarchuk fue levantada ladrillo a ladrillo y chapa a chapa organizando feria de platos; el club de Canotaje Ferry Boat alquila los pañoles de botes para tener un mínimo resguardo y tanto la León Seró como la Vairusú directamente no tienen infraestructura. En estos dos últimos casos, el freno principal es el permiso de habilitación.Aunque todos la “reman” cuesta arriba, no les ha ido tan mal a fuerza de no bajar los brazos, pues la gente de su entorno no deja de colaborar y sumar; no obstante están lejos (por ejemplo) de soñar con un Centro de Formación de deportes navales, como el que recientemente se montó en el Canal de Itaipú, en Foz de Iguazú, considerado por la Federación Internacional de Piragüismo como una de las diez mejores pistas del mundo, ya que el Canal de Itaipú fue construido estratégicamente aprovechando los obstáculos naturales y creando algunos artificiales. El mencionado centro integra la Red Nacional de Capacitación de Atletas de ese país, que mediante el apoyo de Itaipú, crea hasta las más mínimas condiciones, invirtiendo en los gimnastas, personal técnico y la estructura.Un poco de historiaEl canotaje y las actividades náuticas tuvieron en la Capital provincial dos etapas de desarrollo. La primera, de auge, tuvo sus orígenes en 1991 hasta promediar 1998, años en los cuales Misiones aportó al menos quince atletas misioneros a la Selección Argentina de Canotaje. En el 2000 tras la crisis económica, que sumió al país en una debacle, provocó que muchos chicos, que eran promesas para el deporte nacional, tuvieran que resignar sus aspiraciones deportivas para buscar un empleo rentable, e hizo que esa generación se perdiera. Si bien los semilleros fijos se mantuvieron hasta 2006/2007, con la posibilidad que tenían los estudiantes de elegir el canotaje como educación física en las escuelas secundarias, el proyecto quedó en la nada. Más tarde, la tragedia del Paraná derivó en un parate definitivo. Escuela de Vela “Nicolás Dasso”Desde Italia, y en un breve descanso de los duros entrenamientos, Nicolás Dasso contó a esta Redacción: “Hace quince años creamos una escuela propia que primero funcionaba en la playita San José, y tres años después nos ofrecieron lugar en el Yacht Club Posadas, con un convenio donde representábamos al club. Les servía tener una escuela de vela para captar socios de este deporte. Con el cambio de los predios náuticos por la subida del embalse, la EBY nos cede un terreno propio para armar la escuela (Tomás Guido y Coronel Álvarez). Las oficinas y espacio de resguardo que pudimos montar en el predio, son containers”.“Por el momento estoy poniendo recursos propios para edificar; y con esta nueva gestión con la EBY hay buenas expectativas, hay un interés por el apoyo a las actividades náuticas. Todavía estamos en etapa de coordinación. Siempre pienso en positivo, pero tampoco me siento a esperar ayuda, si viene. Armamos una muy linda escuela con esfuerzo propio y tiene un valor personal por ello”.Aseguró el deportista: “Estas últimas semanas estuvimos viendo apoyo privado, y estamos en eso. Estoy con la Asociación de Vela Ligera Misiones y creando una fundación para manejar la Escuela de Vela Inclusiva, que tendrá a su cargo el funcionamiento del predio nuevo. En eso tenemos el acompañamiento de la Municipalidad de Posadas con la ayuda de unos contratos para los profesores, del resto me encargo yo, sirve un montón esa ayuda”, aclaró. “Ya contamos con 80 chicos navegando y queremos pasar el centenar este verano. Además, ya estamos funcionando con mucho esfuerzo en el nuevo predio, compartiendo recursos con el Club Río Paraná a cargo de Adrián Palamarchuk y Renato Chini, que son los impulsores del canotaje en la región”, relató Nicolás. Club de canotaje Río Paraná“Con una trayectoria de más de 16 años, cuando los ferrys estaban anclados en la zona del viejo puerto, nos permitieron trabajar en un pequeño espacio, y allí pudimos iniciar un camino que no nos fue fácil. Nuestra asociación se fundó en el 2000, por iniciativa del instructor Marcelo Benitez, cuando el club -que estaba situado por avenida Roca- se inundó. Siempre ocupamos espacios de clubes distintos”, contó Adrián Palamarchuk, todo un pionero en la región, quien empezó con la escuela que lleva su nombre en el 2002. “Pasamos por diferentes etapas desde que nos asentamos como academia. Los años iniciales en el Pira Pytá y que en adelante van a estar marcados por la utilización de los espacios en clubes distintos, hasta contar con el apoyo del Municipio para dar clínicas en otras asociaciones. La fundación de nuestro club fue gracias a Marcelo Benitez, a cargo de la parte escolar que sirvió para que los estudiantes posadeños estudien canotaje como Educación Física. Hoy por hoy lo que más se nota es esa falta de masividad en la participación de los chicos de las escuelas en la materi
a de canotaje abierto”, lamentó.Ese proyecto se suspendió en el período 2006/2007 cuando la escuela debió retirarse de las instalaciones de la laguna San José, porque Yacyretá proseguía hacia su cota definitivas y los establecimientos otra vez quedaban bajo agua. No se actualizaron los convenios y la actividad se fue retrotrayendo hacia lo privado, como club y como escuelita. En esos momentos asumió como presidente Renato Chini y se empezó a generar el club regata, “situación que pudimos mantener hasta la temporada 2009 porque después de la Tragedia del Paraná se suspendieron, por un tiempo, todas las actividades”, rememoró. A causa de ello, el creador de la escuela Palamarchuk tuvo que mudarse al Sur en busca de trabajo.“Nos faltaría terminar las instalaciones como las soñamos cuando hicimos los planos. Hoy por hoy es una necesidad básica para el club contar con el pañol de botes, pese a que a costa de mucho sacrificio pudimos cerrar 200 metros cuadrados. Todavía falta. Cuando obtuvimos el permiso para trabajar en el predio también se habló de una posibilidad de que el organismo (en alusión a la EBY) nos construya algunas de las obras más necesarias que las fuimos haciendo como pudimos. Como estamos situados en la vereda de enfrente de la costanera, a nivel visual, hay un impacto”, reconoció Palamarchuk sobre sus estructuras. “Lo ideal sería estar preocupados solamente por entrenar o pagar los pasajes para llevar a los chicos a competir y lograr experiencia afuera, y no en cómo hacer para colocar una chapa más. Nosotros como comisión deberíamos tener nuestra preocupación sólo ahí, pero cuando asumimos el desafío teníamos dos problemas: o nos hacíamos un lugar de trabajo más o menos cómodo, o no laburábamos. Necesitamos funcionar como sea, y lo hacemos porque tenemos espíritu de competencia, un compromiso con los chicos que sueñan con representar a Misiones, que es parte de nuestro compromiso con los padres”, detalló.“Hoy las instituciones se están dando cuenta que por la cantidad de clubes que hay, el espacio cedido -no sólo nos está quedando chico- sino que también se nos hace muy necesario tener un espacio verde, por ejemplo. El mes pasado tuvimos una visita de la Selección Argentina de Canotaje, generamos una actividad importante para la provincia y queremos seguir haciéndolo. Es importante que eso se vea”, agregó. Se explayó el instructor: “Hoy contamos con el aporte muy importante de un equipo de profesores y entrenadores con permanente actualización de la disciplina. Está Claudio Colombo quien tuvo la oportunidad de ser parte del fruto Olímpico de más de quince palistas a nivel nacional. También tuve la oportunidad de trabajar cuatro años para formar la escuela municipal, la cual tercerizaba mi servicio y contaba con nueve instructores. Fue una escuela masiva ya que llegamos a 180 estudiantes por mes”. En la actualidad el grupo de entrenadores del club está conformado por Nicolás Robin, Emanuel Mallo, Renato Chini, Claudio Colombo y el mencionado Palamarchuk, quienes trabajan con los distintos grupos: Escuelita, Pre equipo y Equipo. Canotaje Ferry Boat, Club Náutico Vairusú y Escuela León SeróTambién habló con PRIMERA EDICIÓN Santiago Furlán, palista e instructor del club Canotaje Ferry Boat, quien contó sobre el trabajo a pulmón: “Nosotros estamos hace muchos años, dentro de nuestro grupo han surgido chicos que están en las competencias nacionales e internacionales, el canotaje en sí en Misiones es amateur por lo tanto el apoyo que se puede conseguir es mínimo. Todo lo que hacemos dentro de la escuela como los gastos que tenemos para salir a competir, sale de nuestro bolsillo. Dividimos los costos entre los miembros del club y por supuesto que todo es a pulmón. Siempre nos hemos manejado de esa manera y de algún modo estamos acostumbrados a que así sea; sin embargo cualquier ayuda es bienvenida”, aseguró. “Si bien no recurrimos a la venta de comida para solventarlos, sabemos que hay otros clubes que tienen que vender pollos y empanadas para cubrir los gastos de las actividades que afrontan. Todos los que estamos en la actividad tenemos que poner esfuerzos en sostener la actividad”, detalló Furlán.“Siempre trabajamos de la misma manera”, insistió y recordó la competencia Iguazú-Posadas que se hacía hace algunos años, se lograba la participación de algunos sponsors, pero porque se trataba de algunos conocidos y el apoyo tenía más que ver con la amistad que con otra cosa”, reconoció. “Inclusive llegábamos a bancarnos la competencia gracias a ellos, pero en las últimas carreras no han prosperado los esponsoreos y últimamente nos estamos repartiendo los gastos”, admitió.Las otras dos escuelas situadas en proximidad a éstas, Vairusú y Escuela León Seró están todavía poco organizadas. Según contó a este Diario Ifo Seró, hijo del conocido instructor posadeño quien fue una de las víctimas de la Tragedia del Paraná, “por lo pronto nosotros estamos necesitando que nos den una autorización que sigue en trámite. Es la luz verde que estamos necesitando para que empecemos de una vez por cuenta propia”.
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