Álvaro no quiere que le tomen fotografías. Se encuentra en una cama, postrado. Estuvo un mes en terapia intensiva, pasó por tres intervenciones quirúrgicas y permaneció cien días en el Hospital Madariaga. Se anima a hablar, pero no quiere ser mostrado así. Y se entiende.?Le robaron dinero.?Y mucho más.Está casado, tiene 41 y un hijo de siete años. Tenía una vida común, sin sobresaltos y se ganaba el pan con su verdulería. Sin embargo, el lunes 21 de marzo todo cambió.?Ese día dos delincuentes lo atacaron frente a su negocio. Álvaro intentó resistirse, pero finalmente les dio todo lo que tenía, unos 25 mil pesos en efectivo, 700 mil en cheques y vales de combustible por otros 10 mil. Para los ladrones, nada fue suficiente. Sacaron un arma y le dispararon dos veces a la espalda. Desde ese día, Álvaro está postrado y no volverá a caminar.El daño a la familia de Álvaro se extendió aún más, ya que poco después se vieron obligados a cerrar el negocio de la calle Florencio Sánchez, entre Uruguay y Herrera de Posadas.De aquel atraco pasaron más de cuatro meses, pero las secuelas son imborrables. “De mi cuerpo puedo mover solamente la parte de arriba, tengo las piernas inmovilizadas. No puedo trabajar, estoy haciendo rehabilitación y espero que con el tratamiento pueda andar al menos en sillas de ruedas”, intenta consolarse Álvaro, que no puede evitar las lágrimas al contarle su historia a PRIMERA EDICIÓN.Una madrugada de terror Eran cerca de las 00.30 cuando los dos malvivientes armados irrumpieron en el negocio de Álvaro con intenciones de robo. Los ladrones intimidaron al comerciante y le exigieron la entrega de dinero. El protagonista de la historia cuenta que intentó resistirse, pero que finalmente decidió entregarlo todo. Ni siquiera eso lo salvó del despiadado ataque a balazos.“El día del hecho fui como todos los días al Mercado Central para hacer las compras. Bajé de la camioneta para ir al galpón y aparecieron los dos ladrones. Cuando los vi, fue como ver al diablo. Tenían pasamontañas, lentes negros, y una pistola calibre 22. Forcejeé con uno de ellos, pero al final les entregué todo el dinero. Ni hablaron, sólo querían la plata. Pero después, al darme vuelta para volver hasta la camioneta, me dieron dos tiros por la espalda”, recuerda Álvaro, que quedó tendido en el suelo sobre un charco de sangre mientras los forajidos escapaban en un automóvil cuya descripción fue luego aportada por un vecino.El comerciante vivió una verdadera pesadilla. Segundos dramáticos donde por la mente pasa de todo. Sin embargo, sacó fuerzas de donde ya no le quedaban para buscar ayuda. “Me arrastré 18 metros, desde el galpón hasta el portón, para pedir auxilio. Ahí salieron los vecinos y uno de ellos me dijo que habían visto el auto y que el robo no era una casualidad. Después de eso no recuerdo nada más”, advierte la víctima.Un verdadero milagroÁlvaro es oriundo de Río Negro. En 1999 decidió mudarse a Posadas donde instaló la verdulería, “un pequeño emprendimiento familiar que iba muy bien porque la gente nos apreciaba”, dice al respecto. Todos los días se despertaba cerca de la 1 para ir al Mercado Central donde realizaba las compras del día. Solamente los sábados “podía dormir más tiempo”. No tenía descanso, asegura Álvaro: “Trabajábamos con mi cuñado, era nuestra pequeña empresa familiar, chiquita, pero nos iba muy bien”. No obstante, después de todo lo que pasó, tuvo que cerrar las puertas del emprendimiento y hoy pide con desesperación una pensión que le permita costear sus gastos.“Tengo 41 años y siempre me pregunto por qué me pasó esto. Tenía la posibilidad de trabajar y me hicieron mucho daño ¿Por qué? Si les di todo lo que tenía. Ellos me tiraron a matar y doy gracias a Dios que las balas no dañaron ninguna arteria importante, pasaron a milímetros de la aorta y podía haber muerto desangrado”, reflexiona.Los dos proyectiles quedaron alojados en la espalda y dejaron a Álvaro sin posibilidad de valerse por sí mismo: “Uno me tocó parte de la médula. Sufrí perforación de estómago e intestino, lo que me provocó una infección muy grande y obligó a que me operaran tres veces. Estuve ocho días en coma inducido, más de treinta en terapia intensiva y, en total, cien días internado. Fue una situación muy peleada. Es más un milagro que otra cosa. Es sólo gracias a Dios”.Inteligencia previaEl viernes 25 de marzo un dato llevó a los investigadores de la Policía provincial hasta Candelaria, donde apresaron justamente a un trabajador del Mercado Central y a un hermano por su vinculación con el asalto. De la pesquisa surge que la víctima había sido “marcada” por los ladrones en ese lugar, al que recurría a diario para abastecerse de mercadería. Los delincuentes no tuvieron piedad y todo apunta a que intentaron quitarle la vida ante el temor de que pudiera reconocerlos posteriormente. “No podés comprender cómo te puede suceder algo así. Soy un trabajador que no fuma ni toma… yo no sé porqué me pasó lo que pasó”, insiste Álvaro, con lágrimas en los ojos y sin encontrar aún una explicación.¿Tiene algo para decirles Álvaro a los que le hicieron esto? “A las personas que me lastimaron no les diría nada porque yo sé que hay una justicia divina. ¿Qué puedo decirles? Esto me pasó por algo. Es una señal de Dios y tengo fe en que me voy a recuperar y moverme en silla de ruedas. Mentalmente estoy bien, pero sé también que nunca más podré hacer las cosas que hacía antes”, se lamenta una vez más, con angustia, pero sin perder del todo la fe.La causa tiene dos hermanos detenidos y un prófugoCuatro días después del episodio registrado en Villa Urquiza, efectivos policiales realizaron tres allanamientos en los barrios Malvinas, San Jorge y Dos de Febrero de Candelaria.En medio de esos operativos fue que detuvieron a dos de los presuntos autores del hecho. Se trata de dos hermanos de 21 y 23 años, uno de los cuales trabajaba en el Mercado Central, según las primeras informaciones. Los dos permanecen tras las rejas a disposición del magistrado?Marcelo Cardozo, titular del?Juzgado de?Instrucción 1 de Posadas.Un tercer delincuente que habría actuado como apoyo de los dos arrestados permanece prófugo y su paradero es, por ahora, un misterio para los investigadores.
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