Casi cinco horas aguardó para ser atendida una joven en pleno trabajo de parto en la sala de espera del Samic de esta localidad, según la denuncia presentada el lunes. Durante ese tiempo, la mujer de 29 años que ya era mamá de una nena de ocho años, rompió bolsa e incluso comenzó a sangrar, según lo reveló su esposo, Fernando González, ante la Seccional Tercera de Eldorado, luego de enterarse que su bebé nació muerto y pocas horas después también falleció su esposa, Ana María Semczuk.“Con nosotros estaba una pareja de turistas del Sur a la que los médicos atendieron antes que a mi señora. Ella empezó con trabajo de parto el miércoles pasado a la 9 y un vecino nos llevó en su auto al hospital. Entramos a la guardia a las 9.30 del miércoles y pasado el mediodía, un médico de apellido Acuña vino a la sala de espera para controlar los latidos del bebé. Mi hijo estaba vivo entonces, escuchamos el latido de su corazón. También le sacaron sangre y la mandaron al laboratorio, mi señora es del grupo sanguíneo 0 Negativo y ellos sabían. Recién cuando tuvieron los resultados, cerca de las 14, se dieron cuenta que algo estaba mal y nos dijeron que estaban esperando la ambulancia para trasladarla al Samic de Eldorado… nadie nos explicó porqué no la atendían en este hospital, mi señora ya había dado a luz con parto normal a nuestra hija mayor y también ahora esperábamos que nuestro segundo hijo, Octavio, naciera por parto normal porque tuvo un embarazo hermoso, controlado y sin ningún inconveniente”, relató a PRIMERA EDICIÓN un desgarrado hombre, empleado de una carnicería de esta localidad, que en pocas horas perdió a su hijo y a su esposa. El bebé nació muertoSegún recordó González, “la ambulancia llegó a las 14.30 y mi señora gritó como un cerdo durante el traslado desde Iguazú a Eldorado. Yo iba adelante y el médico y una enfermera atrás con ella que ya escupía sangre por la boca y gritaba de dolor porque no aguantaba porque el bebé quería salir. Pero pese a que le rogué, el médico se negó a parar la ambulancia para asistirle en el parto. Cuando llegamos al Samic de Eldorado, nadie nos esperaba… los médicos estaban mirando televisión”. Diez minutos después de entrar a la sala de parto, “al primer puje”, según destacó su esposo, Ana María dio a luz a su hijo ya muerto. “Después del parto hablé con ella, trató de alentarme, me dijo que íbamos a salir adelante… que más adelante íbamos a tener otro hijo. Le dije que no se preocupara, que se recuperara. Esa fue la última vez que la vi. Después le hicieron un raspaje, me dijeron que le hicieron tres cirugías porque se había desgarrado, le sacaron el útero y después la pasaron a terapia intensiva y ya no me dejaron verla más. Incluso, a las 22 los de seguridad me pidieron que me fuera del hospital. Estaba en un pasillo al lado de terapia intensiva, donde está la imagen de una Virgen. Les dije que mi obligación con mi mujer era más grande que la de ellos con su trabajo, que yo era el único familiar de mi señora en el hospital, no me podían pedir que me fuera del hospital. Al día siguiente, a las 13,30, me avisaron que mi señora murió”. Sin explicación Fernando todavía no puede asimilar lo ocurrido, “Ani tuvo un embarazo sin ningún problema, tenía 35 semanas de gestación y estábamos felices porque íbamos a tener el casalito (parejita), ya tenemos una nena hermosa y ahora esperábamos un varón. Si el doctor me hubiera dicho que necesitaban que mi hijo naciera en un lugar con Neonatología, yo hubiera pagado para que lo internen en una clínica más cercana… pero le hicieron trasladarse 50 kilómetros cuando sabían que era probable que el bebé muera por el camino. Ani y el bebé sufrieron mucho… estos profesionales destruyeron a mi familia, no quiero que esto quede impune, este médico no puede llamarse doctor ni tener matrícula… ellos piensan que los pacientes tienen que esperar mientras ellos toman un café tranquilos, no importa si les duele, rompieron bolsa o vomitan sangre”. En contraposición, González elogió el accionar de la policía, “cuando llegó el oficial Haedo entró por detrás del hospital y se dio cuenta que estaban llevando el cuerpo de mi señora sin que yo haya firmado el certificado de defunción. En el hospital, nos dijeron que ellos no podían tener el cuerpo porque no tenían cámara de frío para conservarlo, pero eso no era cierto tal como lo constató el oficial”. Según confió el esposo, tanto su señora como su bebé fueron inhumados en el cementerio de Apóstoles donde están sus otros familiares. “Mi señora me está dando fuerzas para buscar Justicia, no quiero que en el hospital traten a otra mujer como un perro, como sucedió con Ani. Uno no va al hospital para ver la cara de chinche de un médico porque interrumpimos su descanso, uno va porque necesita… ellos tienen que estar para cuidar la vida, no para quitarla”, dijo.
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