El perfil genético del abusador de una estudiante universitaria no coincide con el patrón de ADN obtenido en un caso de similares circunstancias ocurrido dos meses antes y a pocas cuadras de distancia dentro del mircrocentro posadeño.La prueba con la huella de ADN arribó durante las últimas horas al Juzgado de Instrucción 1 a cargo de Marcelo Cardozo, proveniente de Capital Federal y al realizarse la comparación con el rastro obtenido en enero, luego de la violación de otra estudiante en un albergue de calle San Luis entre Catamarca y Entre Ríos, se determinó que no coincide por lo que los investigadores descartan ahora que se trate de la misma persona.Las sospechas se habían acercado por las coincidencias que habría en las características de las víctimas, ambas oriundas de Eldorado y alumnas de la Facultad de Humanidades de la Unam. También por la violencia que ejerció el abusador golpeando a ambas jóvenes y evitando que le vieran el rostro.En los casos de enero y marzo, el atacante demostró agilidad física para sortear puertas y ventadas. Incluso, en el caso del ultraje cometido en el departamento de calle Tucumán casi avenida Roque Sáenz Peña, debió trepar por los árboles para alcanzar una ventana del primer piso, sin que nadie en plena madrugada escuchara ruidos o percibiera movimiento extraño.Los patrones genéticos en los casos fueron obtenidos por los peritos de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas y enviados al laboratorio privado de Capital Federal que mantiene un convenio con el Superior Tribunal de Justicia de Misiones. Vale remarcar que hasta el momento no hay sospechosos individualizados, por lo que la labor de los pesquisas sigue abierta.También se revisaron videos de cámaras de seguridad de la zona buscando al posible violador, pero hasta el momento no arrojó resultado positivo. Sobre la labor testimonial, ninguna de las dos víctimas pudieron describir físicamente al agresor. La estudiante de Portugués de calle San Luis sufrió un golpe en la cabeza con un ladrillo que la dejó inconsciente y fue sometida sexualmente. Mientras que la otra joven eldoradense fue sujetada por un encapuchado que le ató un cordón al cuello y la maniató antes de concretar el crimen.
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