La historia de Leopoldina quizás sea una más que se cuente del “tarifazo” energético, sin embargo no lo es. Porque su relato puede ser similar para miles de usuarios que tienen la misma desazón e indignación cuando llegan a sus hogares las boletas de la luz. “Mi sueldo es para comer, si me cobran esa cantidad no voy a tener para comer”, dijo esta mujer jubilada, viuda y de 77 años a Misiones Cuatro, quien fue solita a reclamar a Emsa, pero como a muchos y por decisión del Directorio, los empleados de la empresa de energía sólo cumplieron con su trabajo y le explicaron que no podían hacer nada, pero ante esta respuesta Leopoldina decidió contar su crítica situación ante los medios. Leopoldina Gularte vive en el barrio A-4 de Posadas, en una casa con pocos productos que necesitan de la energía eléctrica para funcionar: “Tengo un lavarropa, una heladera, un aire chiquito pero casi nunca lo uso. No tengo muchas cosas para ocupar la luz, vivo sola y pocas veces prendo el aire acondicionado”, comentó con suma humildad, paciencia y esperanzada en la promesa que le hicieron en Emsa de enviar operarios para revisar el medidor de consumo. “Les dije que vayan a mi casa a ver lo que tengo porque es mucho lo que vino la boleta, es mucho”, indicó con toda la simpleza la jubilada. La mitad del sueldoLeopoldina comentó que cobra alrededor de 4.900 pesos y que eso apenas le alcanza para sus gastos. Acostumbraba a pagar una factura de luz de entre 200 y 300 pesos, sin embargo en enero le vino 1.000 pesos y la última correspondiente al consumo en febrero ya subió a 2.186 pesos. “Para mí es mucho, es mucho”, repetía Leopoldina, sin dudas una víctima del aumento exagerado que aplicó Emsa a los usuarios misioneros. En los últimos días fueron muchísimas las voces que se multiplicaron para denunciar los “elevados consumos” que figuran en la facturación de las últimas boletas. Incluso en las diferentes manifestaciones en rechazo al “tarifazo” algunas personas se animan a mostrar las boletas de Emsa. Leopoldina salió de la empresa sin una solución y con una angustia que se notaba en su voz. “Lo único que me dijeron es que puedo pagar en cuotas, pero ni se movieron en controlar mi boleta. A la jubilada le pidieron que controle cuando van a tomar estado. Pero cómo hace para dudar de la honorabilidad de las personas, cuando fue enseñada a confiar en el prójimo.
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