“Tengo lo tuyo” habría sido la frase que selló el trágico destino de Sebastián Vega, <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/210232/los-acribillaron-a-balazos-y-se-investiga-un-ajuste-de-cuentas-narco.html">acribillado a tiros junto a su amigo Rodrigo Ibarra en diciembre pasado, en jurisdicción de la chacra 97 de Posadas</a>.Para los investigadores, Vega conocía a <a href="http://www.primeraedicion.com.ar/nota/213736/piden-a-interpol-la-captura-del-supuesto-autor-de-los-homicidios-de-.html">esa persona</a> y cuanto mínimo, gozaba de su confianza.Al parecer, le había pedido que le consiguiera una pistola nueve milímetros o un fusil. De hecho, aquella frase (“tengo lo tuyo”) hacía alusión a ese pedido.Ese fue el señuelo que utilizaron los criminales para sacar a Vega del domicilio de su hermana, en Nemesio Parma, sin saber que iría al encuentro con la compañía de Ibarra.Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron que el punto de encuentro se acordó en inmediaciones del hipermercado Libertad, hacia la avenida Tomás Guido.Qué pasó de ahí en adelante es la pieza del rompecabezas que los investigadores intentan reconstruir.Están convencidos de que a Vega le tendieron una trampa; pero no muestran la misma convicción para asegurar si el entregador fue parte del plan o actuó bajo amenazas.A la luz de los hechos, esta última suposición pareciera hallar una rápida respuesta: si mataron a Ibarra que supuestamente era inocente porqué razón dejarían un cabo suelto y le perdonarían la vida a un hombre que actuó de señuelo y podría delatarlos a la Justicia.Hay circunstancias que aún no están claras. Entre ellas porqué Vega se sentó en el asiento trasero del coche de su hermana;?fue por voluntad propia o ya estaba encañonado.Si lo apuntaban con un arma, porqué el sicario abrió fuego a través del apoyacabezas del vehículo.Interrogantes que, probablemente, lleguen a tener respuestas.Los investigadores sostienen la teoría de que a Vega lo mataron por haber denunciado un cargamento de miles de kilos de marihuana, que fue interceptado por Gendarmería Nacional en la localidad correntina de Gobernador Virasoro.Este procedimiento se produjo tres o cuatro días antes del doble homicidio.Al parecer, en la denuncia detalló que la droga iba acondicionada en medio de un cargamento de droga, lo que facilitó la tarea del personal uniformado.A partir de ese momento, los zares de la organización comenzaron a planificar el homicidio de Vega.Otro dato interesante recae sobre un Volkswagen Bora negro, con vidrios polarizados, que los familiares de la víctima adjudicaron como propiedad del supuesto autor ideológico del atroz episodio.Testigos domiciliados en la chacra 97 de Posadas aseguraron haber visto un rodado de esas características por la zona, prácticamente al momento del hecho. Uno de ellos, incluso, indicó que lo vio ubicado detrás del Chevrolet Agile. Este, justamente, es otro de los indicios que maneja la Justicia que podría arrojar resultados novedosos de un momento a otro. El doble homicidio conmovió a la provincia por sus características propias y también porque sucedió 58 días después de otro crimen de ribetes mafiosos: el de Rodolfo Trinidad, un ciudadano paraguayo acribillado a tiros el 20 de octubre del año pasado.Los sicarios -aparentemente dos- se movilizaban en una camioneta utilitaria blanca desde la que abrieron fuego sin detenerse.Los primeros datos de ese trabajo pericial establecieron que los tiradores efectuaron más de trece disparos con una nueve milímetros contra Trinidad, hasta que murió y la camioneta marca Nissan 4×4 detuvo su marcha en la esquina de avenida Martín Fierro y Zabala de Posadas.Testimonio revelador“Le dieron un tiro en la cara; eso quiere decir ‘buchón’”, contó Bárbara Vega en alusión a los pormenores de la ejecución de su hermano Sebastián, en una entrevista concedida a PRIMERA EDICIÓN el mes pasado.La mujer, junto a su madre, denunciaron que fueron amenazadas y presionadas para que abandonen la ciudad y desistan de pedir justicia.Ellas aportaron, precisamente, a la Justicia, la identidad del responsable ideológico del doble homicidio y aclararon que este hombre ordenó el trabajo a sicarios paraguayos.Incluso indicaron que el día del hecho, más precisamente el 17 de diciembre pasado, no se encontraba en Posadas.Pero, en su visión, cometió un error clave para el potencial esclarecimiento del hecho: dejó que los asesinos se movilizaran en su coche, un VW Bora negro, con vidrios polarizados, que vecinos del barrio Tacurú vieron estacionado detrás del Chevrolet Agile en que mataron a las víctimas.Los familiares de Vega aportaron el dominio del vehículo que, casualmente, coincidió con el que dio un testigo clave para la investigación judicial.La madre de Sebastián, llamada Carmen, contó que para ella al muchacho lo mataron porque días antes denunció, a Gendarmería Nacional, un cargamento de miles de kilos de marihuana que viajaba escondido entre bolsas de aserrín.Ese camión cayó aparentemente tres o cuatro días antes del doble homicidio en territorio correntino.El trasfondo, netamente mafioso, involucraba entonces a Vega y no a Ibarra, quien poco antes había arribado de Buenos Aires porque, justamente, pretendía un cambio radical en su vida.
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