Una mujer de 38 años falleció a las 0:14 del sábado en el hospital Madariaga y según relató su esposo a PRIMERA EDICIÓN, desde el lunes pasado (1 de febrero) registraba los síntomas característicos del dengue. De acuerdo a declaraciones a este diario del ministro de Salud Pública, Walter Villalba, la paciente ingresó el viernes aproximadamente a las 22 horas al Servicio de Emergencia del hospital Madariaga y falleció apenas dos horas después por un infarto agudo de miocardio. Según confirmó este diario, el hospital no tenía registros de un anterior ingreso de la paciente en los días previos a su deceso por lo que el Ministerio de Salud Pública esperaba contactarse con la familia de la mujer para poder completar su historia clínica y, de este modo, poder evaluar el caso y determinar así si estamos frente al primer caso mortal por dengue en la provincia. Las próximas horas serán decisivas en este sentido. Vale recordar que hasta el momento Salud Pública reconoció 2.450 casos de dengue y descartó que dos personas que fallecieron con dengue hayan muerto como consecuencia de esta enfermedad virósica transmita por el mosquito Aedes aedypti. Al respecto, el ministro de Salud Pública explicó que “puede ocurrir en este tiempo que tengamos pacientes que mueran por diversas patologías y que tengan dengue. Pero eso no significa que se mueran por dengue pues el dengue hemorrágico tiene características clínicas y de laboratorio bien claras”. Hacía días que tenía fiebrePatricia Loyola tenía 38 años y una vida por delante. Era mamá de dos hijos adolescentes de 18 y 15 años, y esposa del sargento de policía Marcelo Bordón. “Comenzó a sentirse mal el lunes, tenía un poco de fiebre y le dolía la garganta y todo el cuerpo por lo que fue al Policlínico de la Policía para ver al médico. Le dijeron que tenía los síntomas sospechosos del dengue pero no le pudieron hacer el estudio de laboratorio porque no tenían los reactivos. Pero sí le hicieron un chequeo general y le dijeron que estaba bien de salud. Le recomendaron reposo y que tomara paracetamol”, recordó ayer el esposo de la mujer fallecida.“Pero mi señora cada vez se sentía peor, ya no se podía ni levantarse de la cama y casi no hablaba por el dolor. El miércoles llamé a la ambulancia para poder llevarla al hospital Madariaga. La vinieron a buscar a casa y la atendieron en la guardia del Madariaga… no entiendo cómo no quedó registrado ese ingreso porque yo mismo respondí a todas las preguntas que la secretaria te hace antes de que atiendan al paciente. La médica que la vio le dijo que estaba muy deshidratada, le puso dos sueros y la mandó de vuelta a casa. Dijo que nos quedáramos tranquilos, que sólo estaba deshidratada… nos dijo que podía tratarse de dengue pero tampoco en el hospital le hicieron la serología para confirmar la enfermedad. Volvimos a nuestra casa en un taxi”, contó muy angustiado el hombre.“Pero cada vez se sentía peor, le empezó a faltar el aire, no podía permanecer acostada porque le costaba respirar y si se levantaba le dolía todo. El viernes volví a llamar a la ambulancia de la Unidad Central de Emergencia y Traslado y la llevaron otra vez al hospital Madariaga. Eran las 21 y pico y a la medianoche mi señora murió. La doctora puso en el certificado de defunción paro cardiorespiratorio, obviando otra causa de muerte. Supuestamente hizo una crisis, empezó a brotar sangre por todos lados, ellos trataron de reanimarla y no pudieron. Eso me dijo la médica. Cuando le pregunté qué causó el paro, me dijo que podía ser un virus fuerte. Le pregunté qué virus, si podía ser dengue y me dijo que no podía decirme el virus porque no se le hizo el estudio serológico. Tenía todos los síntomas del dengue, incluido las plaquetas bajas”. “Me quedé solo con mis hijos” La familia de la joven ama de casa Natalia Loyola la despidió ayer en la sala velatoria “Paz eterna”. sin muchas respuestas sobre la causa de la muerte. “Mi señora era joven y sana. Teníamos dos hijos, miles de proyectos juntos y una vida por delante. Mi hijo mayor va a la Industrial y mi señora era quien le hacía el aguante día y noche… no sé qué voy a hacer ahora solo, la verdad es que no quiero ni pensar”, lamentó el sargento de la policía. “En este momento tengo ganas de gritar contra quien sea, siento mucha bronca”, confió el hombre con la voz cortada. Minutos después, Salud Pública se puso en contacto con la familia.
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