POSADAS. Una década después, la familia de Jorge Oscar “Kuki” Barrufaldi aún espera por justicia. Los familiares del precursor del padel salvajemente asesinado en un violento robo volvieron a reclamar la realización del juicio, postergado en 2011, contra los dos imputados que tiene la causa.Se trata de Cristian Marcelo Pacheco y Damián Antonio Méndez, acusados por la Justicia como “partícipes primarios” del violento crimen perpetrado hace ya diez años, el lunes 30 de junio de 2003 en la capital provincial. Sobre los dos autores materiales del hecho, lo único que se sabe son sus apodos, “Sansón” y “El Rosarino”. Ambos permanecen prófugos, aunque la familia Barrufaldi confía en que en el juicio oral y público puedan ventilarse aristas todavía no conocidas del caso que permitan llegar a ellos.Desde el círculo íntimo de la víctima hicieron llegar a PRIMERA EDICIÓN una misiva en la que piden una vez más que la causa finalmente llegue a juicio, con el lógico temor de que prescriba y se transforme en un nuevo caso impune en Misiones.Pedido desesperadoPresos de un dolor incontenible que incluso se fue llevando a varios miembros de la familia, como el padre de “Kuki”, su madre o una de sus hermanas -afectada de una enfermedad que se resintió mortalmente tras el hecho- quienes aún enarbolan el pedido de justicia contaron su angustia.“Se cumplen diez años del atroz asesinato de Jorge Oscar ‘Kuki’ Barrufaldi sin tener respuestas de la Justicia misionera. Todavía no se resuelven las chicanas judiciales propiciadas por los abogados de los procesados, responsables directos, partícipes necesarios, que están en sus casas”, escribió la familia al respecto.Los dolientes aseguraron que la investigación realizada en la instrucción judicial comprueba suficientemente las responsabilidades de Méndez y Pacheco en el hecho, y que además “Sansón” y “El Rosarino” no son más que sicarios que actuaron a cambio de una paga.Por otra parte, los familiares resaltaron que “con la incorporación del testimonio de un nuevo testigo la situación procesal de los dos implicados se complica cada vez más, además del cruzamiento de las llamadas telefónicas que esclarecen la relación entre ambos”. Todo, aseguran, consta en el expediente que fue elevado a juicio, debate que había sido anunciado para mediados de 2011 pero que finalmente se postergó, siempre al decir de los familiares, a raíz de esas “chicanas” judiciales.En otro párrafo de la carta pública, la familia Barrufaldi señala que “la Justicia, como en muchos otros casos, se encuentra en un letargo, sin definiciones, permitiendo el paso de los años, lo que hace suponer que no se quiere esclarecer el hecho, ya sea por acción u omisión, permitiendo así la prescripción de la causa”.Finalmente, el círculo íntimo de la víctima lanza una vez más el desesperado grito de justicia: “los familiares solicitamos que se determine la fecha para el juicio oral, dado que para el año 2011 se había establecido que se realizaría, pero aún sigue sin cumplirse”.“Kuki” Barrufaldi fue uno de los pioneros del padel en Posadas y la provincia. Propietario del complejo “Kuglas”, hoy en manos de su hija, apareció muerto aquel día en su casa de la avenida Rademacher al 3600.Allí lo encontraron maniatado de pies y manos, con un profundo golpe en la cabeza que le produjo hundimiento de cráneo, y con un repasador en la garganta que, según las pericias forenses, le provocó una horrible muerte por asfixia.La Justicia, en primera instancia, llegó a la conclusión de que a “Kuki” lo mataron en un intento de robo llevado a cabo por dos delincuentes de los que hasta ahora sólo se conocen sus apodos, pero nada más. Nunca se supieron otros datos.Sin embargo, sí están procesados como “partícipes necesarios de robo con muerte resultante” Pacheco y Méndez. El primero habría “entregado” a la víctima, mientras que el segundo sería quien organizó el robo que terminó de la peor manera. Eso, claro, según la principal hipótesis que se maneja hasta hoy.Ambos se encuentran en libertad a la espera de un juicio que había sido anunciado en 2011, pero que finalmente no se llevó a cabo. Esa postergación fue como un puñal en el corazón para los Barrufaldi, que siguen esperando el debate por el que hoy vuelven a insistir.
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