Ella es Valeria Garibotti y es de Candelaria, Misiones. El muralismo en su vida no sólo representa la pasión, sino que lo considera un “compromiso que el artista tiene con la sociedad”, dijo a PRIMERA EDICIÓN.
Desde muy chiquita comenzó con la pintura, pero con los murales se enganchó desde el 2002. “Empecé con un grupo de muralistas y ese fue el puntapié para seguir y nunca más parar”.
Tanto es así que hoy en día, la pintura en caballete dejó de ser frecuente entre los trabajos de la artista. “No me apasiona tanto como el muralismo”, explicó y agregó que este último “tiene una temática social: es un espacio público que vos estás interviniendo con arte”.
Es a través de los murales que Valeria se comunica con los demás. “Con la pintura siento paz, alegría, inspiración… es mi vida”, concluyó.