Tres delincuentes ingresaron a un edificio céntrico de esta capital y tras maniatar a una anciana se alzaron con 20 mil pesos en efectivo. Se cree que la banda de ladrones contó con un cuarto integrante, que habría hecho las veces de campana.
El robo fue perpetrado este lunes minutos antes las 7 en uno de los departamentos de una propiedad horizontal situada sobre avenida Roque Sáenz Peña, entre Tucumán y Santiago del Estero.
Según pudo averiguar PRIMERA EDICIÓN, dicho sitio cuenta con sereno, sin embargo se habría retirado a las 6, en tanto que el portero al parecer ingresaría a cumplir sus funciones alrededor de las 7.
Tras ser advertido del hecho, personal de la comisaría Cuarta acudió a la escena, por cuestiones de jurisdicción.
Una vez allí establecieron, mediante averiguaciones, que los delincuentes ingresaron hasta uno de los pisos donde reside la víctima y golpearon a la puerta. La dueña de casa, quien es muy apreciada por sus vecinos, habría atendido sin sospechar nada extraño. Fue así que se topó con tres desconocidos, todos con gorra y anteojos oscuros.
Se cree que los ladrones cubrieron sus rostros parcialmente para evitar quedar registrados en alguna filmación y de esta manera dificultar su identificación.
No habrían exhibido armas para reducir a la anciana, quien -atemorizada y al parecer bajo amenazas- no tuvo más opción que acceder a mostrarles dónde estaba la caja fuerte.
Los delincuentes tomaron el dinero que había en dicho cofre de seguridad, unos 20 mil pesos, y cuando se aprestaban a darse a la fuga se toparon con alguien que venía al mismo departamento.
La persona que estaba llegando al mismo piso era la empleada doméstica de la víctima, quien también fue amenazada y reducida apenas bajó del ascensor.
La mujer fue encerrada en el baño, en tanto que la anciana casi nada pudo hacer para zafar de las ataduras. Los malandras utilizaron precintos para inmovilizarla.
No obstante, los pedidos de auxilio de ella y de la empleada habrían advertido a los vecinos, quienes llamaron a la policía.
Se supo que la damnificada y la trabajadora doméstica no sufrieron golpes por parte de los ladrones. La mujer de más edad presentaba algunas magulladuras propias de los precintos que le colocaron.
Ninguna de las dos víctimas observó armas y no se descarta por el modus operandi que la gavilla estuviera informada acerca del movimiento del lugar. Es decir, esperaron a que el sereno se retire a las 6 e ingresaron al edificio antes de que llegara a cumplir su turno el portero. Aprovecharon ese lapso de tiempo en que el lugar no cuenta con seguridad y además, de alguna manera, entraron sin forzar la puerta principal de acceso.
Por el momento el caso es materia de investigación y se analizan otras cámaras de la zona para tratar de obtener alguna pista o dato acerca de los autores del robo domiciliario. Se notificó del caso al Juzgado de Instrucción en turno, a cargo de Ricardo Walter Balor.