La Unidad Regional IV de Vialidad Provincial, con asiento en San Vicente, reparó el camino de acceso a la aldea Igua Porá, en el kilómetro 1.287 de la ruta Nacional 14.
Se trata de un camino vecinal que va desde la ruta nacional hasta la comunidad mbya-guaraní Igua Porá, pero en su trayecto también hay familias de colonos.
El reclamo por el mal estado de la vía de comunicación, que impedía el acceso a la aldea por parte de vehículos con mercaderías, los profesionales médicos que van a atender a los paisanos y al maestro que atiende el aula satélite del lugar, se había hecho ante la Municipalidad sanvicentina, pero ésta recurrió a la DPV.
A su vez, la entidad vial provincial contrató a una empresa para hacer los arreglos, los cuales se concretaron en dos semanas.
Carlos Da Silva, jefe técnico de la URIV de Vialidad, dijo que se acondicionaron los caminos cuando se construyó el puente sobre el arroyo El Soberbio, pero pasaron dos años y medio y las intensas lluvias deterioraron mucho la arteria, por lo que había que hacer un mantenimiento que ahora se concretó.
Cuestiones pendientes
En el camino hay tres arroyos. El más grande es El Soberbio y tiene un puente que fue construido por Vialidad Provincial. También hay dos más chicos que se vadean directamente por el agua, ya que no tienen viaductos ni alcantarillas. Por ello, los vecinos y los aldeanos piden ahora la construcción de alcantarillas con tubos de cemento para favorecer el paso de los peatones.
Otro trabajo pendiente es la apertura y reparación del camino de acceso a la aldea Caramelito, en la zona de la Biósfera Yabotí, sobre la ruta provincial 15 entre la nacional 14 y la Costera 2.
Los mbya que viven allí reclaman desde hace tiempo el arreglo de ese acceso, pero recién cerca de fin de año las máquinas de la DPV trabajarán en esa zona, anunciaron.
Al respecto, Da Silva confirmó que “es una zona alejada y lo tenemos programado recién para esa fecha. Ahora estamos trabajando en otros frentes que tenemos en el Departamento Guaraní”, aclaró.
Trabajo clave
Paisanos advertían desde hace tiempo que el mal estado de la arteria impedía el ingreso a la aldea de médicos, camiones con mercadería y el maestro rural.