La primera fase consiste en la construcción del potrero a través de los insumos recibidos, como alambres, tensores, grampas, clavos; y un aporte económico para la provisión de postes, portones, maderas, mano de obra.
El productor debe implantar pasturas, forrajes para alimentación suplementaria como caña de azúcar, pasto elefante.
“Además, esto se complementa con asistencia técnica permanente, capacitaciones, entrega de especies forrajeras adaptadas al sistema. Siempre pensamos en la importancia de acompañar constantemente al productor”, expresó el presidente de APTM, Omar Olsson.
Por su parte, el técnico Armindo Wegner, sostuvo que “quienes en su momento tenían 5 hectáreas, algunos hoy tienen 20, o 30, porque si bien al año siguiente es la entrega del ganado, muchos ya van comprando con la plata del tabaco porque empiezan a ver que realmente es una alternativa para ellos”.
El programa apunta a agregar valor a la producción de la chacra, al autoconsumo y generar nuevos ingresos a la economía familiar, a partir de la optimización al máximo del uso de recursos como el suelo, agua, forestación disponible, pasturas, cultivos anuales, mano de obra e instalaciones.
En todos los casos, el dinero recibido por el productor es parte de un fondo rotatorio con devolución en cinco años, con un costo fijo, con un año de gracia. “Para nosotros esto es muy importante, porque es mucho más accesible. Sino, sería muy difícil que por nuestra cuenta hagamos la inversión. En cambio, de esta forma tenemos varias facilidades que nos beneficia”, coincidieron los productores consultados.