El debate por el uso del Lenguaje Inclusivo sigue vigente y desde los impulsores de este movimiento por la igualdad aún se plantean cómo proceder en su aplicación, sin caer en manuales o imposiciones.
La semana pasada se realizó el primer congreso donde analizaron las fortalezas y debilidades de una práctica que busca desnaturalizar y problematizar tanto la oralidad como la escritura.
Declarado de interés académico por la Facultad de Humanidades de la UNLP, en el edificio Karakachoff se dieron cita las exposiciones y conversatorios bajo la consigna “desde el @ interviniendo la escritura hasta el todes como forma de organizarnos”.
El docente y comunicador social Jorge Víctor Ríos estuvo presente en representación de la tierra colorada a este encuentro en la ciudad de La Plata: “Me invitaron a participar para compartir la experiencia de la militancia en Misiones. Si bien es el primer congreso provincial de Buenos Aires, le dieron participación a otras provincias porque también estuvieron presentes compañeros de Neuquén. Fueron dos días donde la idea fue compartir y abrir el diálogo entre los participantes”, detalló.
Entre los principales ejes tratados, explicó que se analizó “todo lo relacionado con las políticas públicas del Estado en cuanto a la igualdad de género y las oportunidades, así como la lucha contra la violencia.
Otro eje estuvo relacionado con la militancia de la organizaciones de la diversidad sexual e identidad de género. Además, se debatió la actualidad de la comunicación y el periodismo sobre el abordaje de estos temas; se problematizaron cuestiones del lenguaje como herramientas en diversas coberturas, por ejemplo de los casos de femicidios”.
Respecto a las intervenciones, Ríos señaló que “fue destacable la presencia de la extitular de la Defensoría del Pueblo de la Nación, Cynthia Ottaviano; junto con la directora de la Agencia de Noticias LGBTI Presentes, María Eugenia Ludueña; además de Gabriela Barcaglioni de la Red Par (Periodistas de Argentina en red por una comunicación no sexista). Se trata de personas con una importancia en el tratamiento social de la comunidad LGBT y el feminismo”.
Más allá de la importancia del activismo por el lenguaje inclusivo, “contamos también con la intervención de una profesional de la UNLP, Angelita Martínez, actual titular de la cátedra de Lingüística.
Desde su campo analizó los argumentos más comunes contra el lenguaje inclusivo, desde la RAE hasta posturas más específicas de la corriente de la lingüística de corte chomskiano, la cual tiene una mirada del lenguaje como si las personas viniéramos pre programados con él, sin posibilidades de cambio.
En ese sentido, Martínez se para en la vereda de enfrente y presta más atención a los cambios culturales y sociales, donde explicó “el sentido totalmente valido que tiene el lenguaje inclusivo”, aclaró.
En cuanto a la actualidad del debate de este tema, Jorge Víctor Ríos especificó que “en Misiones, al igual que en el resto del país, el debate está instalado y ese es el objetivo; actuar como un disparador para visibilizar las desigualdades que están en la sociedad. Actualmente eso se da, por ejemplo, en el ámbito escolar, cuando estudiantes quieren utilizar el lenguaje inclusivo y provocan una reacción en los docentes o la inversa, cuando los profesores lo utilizan y hay una discusión con la institución, los padres y hasta con los alumnos”.
“Son debates presentes en el ámbito de lo público, incluso desde organismos que tienen una perspectiva de género y pretenden incorporar el lenguaje inclusivo en documentaciones y comunicados oficiales. El debate llegó hasta el ámbito académico, dentro de las carreras de letras del país”.
No obstante, dentro del movimiento que impulsa la mirada inclusiva “también se generan tensiones. Una de ellas es si debemos generar guías de utilización del lenguaje inclusivo. Un sector dice que no, porque si empezamos con eso de alguna manera estamos regulando su uso, cuando lo que plantea es no caer en lo mismo contra lo que militamos. La discusión pasa también por si usar la ‘x’ o a la ‘e’. Pasa además que una parte del feminismo nos plantea que tanto se luchó por la visibilidad de la mujer y ahora aparece otro grupo que nos subsume con el uso de la ‘e’ en las palabras”, sintetizó.
A pesar de estos debates internos, Ríos indicó que “hubo un consenso general en el Congreso en el hecho que tenemos una visión propositiva y no impositiva. La militancia por el lenguaje inclusivo es para que respeten el derecho a usarlo pero sin imponerlo y que se proteja de sanciones a quienes deseen ponerlo en práctica. Asimismo, reconocemos que la ‘e’ es lo que está ahora en vigencia, pero en el futuro puede existir una propuesta superadora”.