La consternación por el asesinato de Antonella Rocío Bernhardt (27) continúa fuerte y, a la par de las repercusiones que produjo, los movimientos de los investigadores de la Dirección de Homicidios y la supervisión del juez de Instrucción 3, Fernando Verón, se replicaron de igual manera con la profundización y radiografía de comunicaciones en redes sociales de ambos, como el ordenamiento de los testimonios de allegados, amigos y familiares de la joven muerta por el shock hipovolémico, la hemorragia acelerada de sangre a través de la cuchillada que sufrió del lado izquierdo de la garganta.
Veinticuatro horas después del ataque en el departamento del primer piso de Comandante Miño 980, zona costera de El Brete, los forenses que realizaron la autopsia concluyeron que Antonella murió desangrada en pocos segundos por el corte que le desgarró el cuello, que se presume corresponde a una elemento cortopunzante de cocina, un cuchillo dentado similares a los de la marca Tramontina.
Pero también remarcaron que no se hallaron lesiones ni rastros que abrieran la sospecha de que la joven fue violada o víctima de un intento de abuso, al menos en cuanto a la existencia de lesiones físicas.
No obstante, de las uñas de la joven -que trabajaba como personal a bordo en el servicio turístico del catamarán- se extrajo material biológico que podría arrojar un patrón genético a observación microcóspica, lo que serviría para cotejarlo con el sospechoso detenido minutos después de denunciado el crimen en la chacra 181, a pocos metros de la 179 donde se produjo el supuesto femicidio.
Hoy se aguarda que Cristian Vargas sea llevado a indagatoria ante el juez Verón. Hasta ayer ningún abogado particular se presentó para su padrinazgo, lo que adelanta la presunción de que sus derechos serán patrocinados por un defensor oficial.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN destacaron que la pesquisa avanza en la reconstrucción de los últimos días y horas de Antonella y del sospechoso. En el entorno de la víctima fatal no se establecieron voces claras con datos precisos que apunten a que ambos mantenían una relación sentimental. El aprehendido posee pareja e hijos en la Zona Oeste de Posadas, con domicilio lindante a un salón de eventos para el que trabajaba como fotógrafo, entre otras prestaciones. Este emprendimiento sería propiedad de los padres de su concubina.
En cuanto a la presunta relación extramatrimonial del detenido con Antonella, la hipótesis que no se descarta, se basa en que ella no tenía conocimiento de tal situación y que este podría ser el motivo de discusión y pelea que desembocó en el cuchillazo en el cuello.
En cuanto al incipiente vínculo que mantenían Vargas y Bernhardt, se habrían obtenido conversaciones de redes sociales entre ambos, donde el trato podría interpretarse afectivo y cordial. De afirmarse que existía un lazo emocional entre ambos, las evidencias hasta el momento completarían una acusación por femicidio, delito que contempla pena de prisión perpetua.