Luego de las declaraciones del concejal radical Kevin Florentín, en la última sesión ordinaria del Concejo Deliberante, cuestionando el uso del santuario Santa María del Yguazú (casa de retiros espirituales) para alquiler a turistas, el párroco Lucas Rojas se presentó como responsable administrador del espacio religioso y explicó la importancia del turismo religioso y los proyectos que se desarrollan en el lugar.
El concejal había desatado una polémica al señalar que se usaron fondos públicos para esa construcción, sin embargo, el religioso respondió que “no fue un error publicar en Internet (Booking), fue una bendición porque ahora todos conocen que hay un lugar en Iguazú para hacer turismo religioso, que en Iguazú no solo hay joda y atractivos turísticos, sino también un lugar para descansar espiritualmente, para rezar, como existen en varios lugares del mundo”, dijo.
“Hace un año que estamos administrando cuando el obispo (Marcelo) Martorell me dio la responsabilidad de hacerlo. Hay muchos gastos, la luz, por ejemplo, pagamos entre 8 y 9 mil pesos. Hay que pagar al cuidador, la limpieza, cocina, iluminación y todo lo que lleva tener en condiciones el lugar que ronda los 35 y 40 mil pesos mensuales”, explicó. Al mismo tiempo comentó que cuando visitó santuarios en otros países también había alojamientos donde tuvo que abonar hasta 35 dólares la noche.
“Nosotros necesitamos tener un espacio para recibir a la gente y debemos generar recursos para tener en condiciones las 14 habitaciones. Todo es caro, nada es gratis”, agregó. A su turno, la directora de Caritas Iguazú, María Carmen Gómez, destacó la importancia de tener a disposición un espacio “porque siempre en los retiros espirituales y los encuentros tenemos que llevar a la gente a otras ciudades”.
La casa de huéspedes ofrece 14 habitaciones con aire acondicionado, agua caliente y ropa blanca. “Aquí no hay televisores, ni Internet. No es como un hotel. Acá es para descansar”, dijo el cuidador al recorrer las habitaciones.
El próximo fin de semana cerca de 70 jóvenes llegarán al santuario, mientras que en Semana Santa se ocuparán las habitaciones que ya fueron reservadas a través de Internet y otros canales de reserva.
“Que vengan los turistas a este lugar no significa que deje de ser un santuario”, finalizó.