Como parte de una convocatoria de premios al “Mejor Promedio 2018”, el pequeño Lisandro Strieder se destacó por sobre los otros estudiantes de las escuelas primarias misioneras al tener un 10 como nota final en su libreta.
El joven oriundo de Garuhapé tuvo un reconocimiento simbólico en su establecimiento y en abril toda su familia viajará a la capital provincial para la ceremonia de entrega de los premios donde recibirá una notebook y una impresora.
PRIMERA EDICIÓN se comunicó con la familia Strieder para conocer cómo vive este momento tras la consagración de Lisandro como el alumno de mejor promedio de tercer grado en toda Misiones.
Mérito propio
“La verdad es que todos estamos muy contentos con el reconocimiento que obtuvo. Sin embargo, el mérito de esto es todo suyo, él es quien pone todas las pilas en lo que hace y de un premio como éste nosotros como padres nos llevamos poco y nada”, destacó a PRIMERA EDICIÓN el papá de Lisandro, Juan Strieder.
El pequeño actualmente se encuentra cursando el cuarto grado en la Escuela Provincial 372, la misma donde dio sus primeros pasos en el mundo pedagógico, al igual que lo hicieron todas sus hermanas. “Siempre estamos con él pero en todo lo que hace casi siempre se arregla por su cuenta, por ejemplo con sus tareas, donde únicamente si no entiende algo busca alguna ayuda pero pocas veces sucede porque tiene una capacidad muy grande y le encanta todo lo que hace”, añadió el orgulloso padre.
La familia de Lisandro está compuesta por él, sus tres hermanas, mamá y papá. “Algunas personas suelen pensar que tiene una mayor facilidad al tener una madre que es docente pero ella jamás le resolvió sus problemas, él estudió siempre y logró resolver todo en la escuela. En ese aspecto, todos mis hijos pasaron por la misma escuela y también estudian mucho. La hermana mayor de Lisandro va camino a recibirse de profesora de inglés”, explicó Juan.
Sobre las preferencias del niño fuera del ámbito académico, señaló que “tiene una disciplina muy particular y cuidadosa en todo sentido, hasta para comer y vestirse, todo tiene que ser perfecto y cuidando los mínimos detalles. A veces hasta se enoja si en alguna prueba saca un ocho o un nueve y anda nervioso todo el día”.
Entre las actividades que más ocupan su tiempo libre, su padre apuntó que “algo que le gusta mucho hacer es leer, cualquier cosa, desde una revista a todo aquello que tenga a su alcance. Cuando no tiene nada para entretenerse agarra los libros de su madre, su mamá es profesora de lengua y literatura, yo soy metalúrgico. También le atraen las historietas y hasta las novelas”.
Pasión por la lectura
Dentro de las preferencias de Lisandro se destaca su amor por leer todo aquello que cae en sus manos. Al respecto PRIMERA EDICIÓN dialogó con su madre, Lourdes Sonelborn, quien es docente de lengua y literatura.
“En cuanto a la enseñanza por la que pasó Lisandro, yo tuve poco que ver en eso pero lo que hice siempre fue incentivar el amor hacia la lectura a mis hijos. Esto comenzó desde la cuna, con la práctica de leerles cuentos para niños. No obstante, esa actividad nació como algo más relacionado con un gesto de cariño y amor de madre. Igualmente como docente reconozco la importancia que tiene el desarrollo de la lectura para la capacidad de los chicos”, aclaró Lourdes.
En sus pocos años de vida, Lisandro logró sobresalir con notas de 10 en todas sus materias de tercer grado y actualmente sigue por el mismo camino.
“Él siempre tuvo un buen promedio y un rendimiento académico en la escuela pero nunca fue una exigencia nuestra como padres. Sus logros fueron más por una motivación personal. Por ejemplo, él no es de estudiar mucho pero sí de leer todo el tiempo. Esa actividad desarrolla todas las capacidades de comprensión de los niños”, indicó.
El concurso
Su madre fue la responsable de anotarlo en el certamen donde superó a muchos otros niños gracias a su promedio perfecto en la libreta, hecho por el cual recibirá una notebook y una impresora.
Sobre esta convocatoria, Lourdes Sonelborn contó que “estaba por anotar a los niños de la secundaria donde trabajo pero como soy docente de área, soy profesora de lengua, no tengo un acceso al promedio en general de los chicos así que no pude hacerlo en ese momento. Pero mirando entre los requisitos de la convocatoria me encuentro que también como padre podía uno anotar a sus hijos, entonces lo inscribí a Lisandro y a otros chicos con los que tuve acceso al promedio final de otras instituciones de Garuhapé”.