Las constantes lluvias que está registrando la provincia en las últimas semanas ponen de manifiesto día tras día la falta de obras en el sistema de desagüe de San Vicente.
La ausencia de -por lo menos- cordón cuneta y entubado en las zonas con más pendientes hace que colapsen las calles y se inunden las zonas más bajas de la Capital de la Madera y en inmediaciones de los arroyos que hay en las tres cuencas que drenan las aguas.
Como muestra, las fuertes precipitaciones de la semana pasada provocaron inundaciones repentinas el martes en los arroyos Gauchito Gil y Ñee Rory, pero también en otros barrios como San Ramón y San Roque González.
Las avenidas y calles asfaltadas o empedradas se transformaron en arroyos, mientras que en las calles terradas, principalmente aquellas por donde se escurre el agua de la lluvia, se transformaron en verdaderos ríos. En su recorrido, arrastraron tierra, tosca y piedras, dejando muchos caminos en mal estado y, en algunos casos, directamente intransitables.
El cauce de los arroyos, así como creció muy rápido, bajó de la misma forma y no se registraron más inconvenientes para los vecinos que la necesaria limpieza de sus casas.
Problema de fondo
San Vicente tiene marcadas tres cuencas de drenaje o bien tres pendientes por donde se escurre el agua de la lluvia. Son los cauces de los arroyos Gauchito Gil, Ñee Rory (que atraviesa el Jardín Botánico Yvi Porá) y el conocido como “Zanjón de la Muerte”.
Los días de muchas precipitaciones en poco tiempo, ocasionan inundaciones repentinas en los arroyos y también provocan la destrucción de los caminos terrados por donde corre el agua.
Los arroyos que drenan el agua de la lluvia también colapsan y no es la primera vez que desbordan y causan anegaciones en las casas de los que viven en sus orillas.
Los más afectados son los pobladores de los barrios San Ramón y Gauchito Gil. Es que el arroyo que lleva el mismo nombre de este último nace junto a la calle Andresito y Fraga. Pero en ese lugar también confluyen las aguas de un tercio de la ciudad.
En el San Ramón, otro arroyo que nace en medio de las viviendas también es parte del vertedero de la lluvia. En poco rato, se desborda y causa miedo a los habitantes del lugar.
Similar situación viven los vecinos del arroyo Ñee Rory, a cien metros de la Municipalidad de San Vicente. La enchorrada de una cuarta parte de la ciudad escurre por ese curso de agua, que atraviesa la ruta nacional 14 y genera repentinas inundaciones cuando llueve mucho en poco rato.
Técnicos de Vialidad Provincial prometieron hacer un relevamiento para ver las obras más urgentes para evitar que las lluvias ocasionen tantos inconvenientes. Pretenden marcar las calles por donde más corre el agua y hacer allí cordón cuneta y empedrado, si es posible, además de colocar tubos para el desagüe.
Pero hay otros puntos más retirados del centro que también sufren los embates de las corrientes de agua y no reciben atención, como el barrio Sapo, detrás del CIC y al costado del club de empleados municipales y detrás de las instalaciones de la Caballeriza de la Policía de Misiones, en el barrio San Roque González.