El próximo lunes en el Tribunal Penal 1 de esta ciudad, comenzará el juicio por el crimen de Francisco “Vasco” Maciel (34), quien fue muerto a puñaladas el 5 de agosto de 2016.
Si bien fueron dos hermanos los que estuvieron con él en el lugar del crimen, sólo uno llega como imputado a este debate. El restante fue declarado inimputable por ser menor de edad.
El acusado tiene 22 años sobre el que pesa la calificación de “homicidio criminis causa, robo calificado por el uso de arma, agravado por la intervención de un menor”.
La víctima tenía un kiosco en su domicilio de calle Ayohuma. Era estudiante de la Tecnicatura en Seguridad e Higiene y además era conocido por su afición a las pruebas de atletismo.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, aquella noche, el “Vasco” se había reunido con dos jóvenes hermanos en su casa del kilómetro 10. Pasaban un buen rato hablando de “bueyes perdidos” y compartiendo tragos, hasta que la camaradería terminó de forma abrupta.
En un momento, posterior a la medianoche, comenzaron a propinarle golpes y puntazos de arma blanca en la cara, en el cuello y hasta en una de las manos al “Vasco”, cuando intentó defenderse de la agresión. En total fueron 14 los cortes.
Uno de ellos fue tan profundo que fue el principal lugar desde donde se desató una hemorragia. A los pocos minutos murió desangrado.
Mientras el hombre daba sus últimos suspiros los hermanos aprovecharon para revolver toda la casa y apoderarse de sus pertenencias.
Se lavaron las manos en el baño y dejaron los grifos con manchas de sangre.Tomaron el celular y una notebook de Maciel. Cerraron la casa con llave y escaparon con la moto de la víctima.
Horas después, a través de una red social pudo verse que los delincuentes o al menos la notebook, había sido activada en Ciudad del Este. El posteo de una carita y “Ciudad del Este” dieron la pista.
Alrededor de las 21 de ese mismo día, el sobrino de Maciel llegó a la casa ubicada en el Complejo Habitacional Eldorado III. Cuando alcanzó a entrar se encontró con el cuerpo de su tío inerte en un charco de sangre.
Desde ese momento la Policía inició una profunda investigación para dar con los autores del hecho. A fines de ese mes apareció la primera pista. El imputado vendió el celular y la computadora de Maciel al dueño de un gimnasio. El nuevo dueño utilizó la notebook para pasar música en su local y el teléfono para atender los pedidos de delivery de pizzas de otro emprendimiento que poseía. Tiempo después, vendió el fondo de comercio con el celular incluido.
El rastreo del número de IMEI realizado por efectivos de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (SAIC), motivó la detención al portador del aparato en investigación del hecho.
Semanas después, los hermanos involucrados en el crimen llegaron a Bernardo de Irigoyen con la moto de Maciel. Esa fue la última pista que se tuvo del mayor de ellos, al menos hasta mediados del 2017. En junio fue detenido por efectivos de la División Investigaciones UR-III. Este lunes se sentará en el banquillo de los acusados.