Los seres humanos somos bípedos, eso significa que andamos sobre nuestros dos pies. Cuando estamos muchas horas parados en el trabajo nuestros pies suelen cansarse y tensionarse, lo que lleva a que esto repercuta en todo el cuerpo y nos sintamos cansados, sobre todo cuando no descansamos lo que necesitamos.
Vimos cómo ir aprendiendo a soltar la tensión que juntamos en nuestro cuerpo, hoy vamos a agregarle un elemento que puede ser una pelotita de tenis o algún palo de madera tipo escoba para usarlo y agregar a nuestro aprendizaje corporal.
Buscamos un lugar donde pararnos y colocamos la pelotita debajo de un pie, sólo dejamos caer el peso de todo el cuerpo sobre la pelota colocándola justo debajo del talón imaginándonos como si la pelota pasara a ser un taco de un zapato, todo el pie va a estirarse.
Sólo respiro, siento y dejo que los músculos se vayan estirando y disfruto de ese momento; luego voy dejando que la pelotita se vaya desplazando debajo del pie masajeando la planta del pie hasta llegar a los dedos y ahí me quedo e imagino como si mis dedos tomaran la pelota.
Permito que toda la planta del pie -luego de tomar y soltar-, se relaje. Durante toda la práctica voy respirando permitiéndome sentir cada músculo de la planta del pie viendo cómo se relaja.
Donde siento más tensión donde me duele ahí me quedo un rato masajeando y sintiendo.
Luego cambio lentamente con el otro pie, pero antes me paro sin la pelota y registro cómo está un pie y como está el otro. De esta manera podemos sentir la diferencia con el cuerpo.
Con estos ejercicios no sólo se relajan los pies sino que mejora nuestra circulación y descansan las piernas.
De esta manera aprendemos a relajarnos diariamente con ejercicios sencillos que podemos hacerlos en cualquier momento es una forma de escucharnos, conectarnos con nuestras necesidades y accionar para ser protagonistas de nuestra vida. Que Dios los bendiga.
Colabora
Paula Vogel
Profesora de Educación
Física.
Educadora Biocéntrica.
3764-414872