Un proceso es una secuencia de pasos dispuestos con algún tipo de lógica que se enfoca en lograr algún resultado específico. Eso sería en la objetividad, pero ¿en lo subjetivo?
Cuando se da una secuencia de situaciones en forma ordenada de acuerdo a lo que nuestro inconsciente fue guardando y algo lo detona. O por una serie de asociaciones se detona, se produce en nuestro interior un derrumbe de lo que hasta el momento habíamos construido con otra lógica. Algo nos desestructura y nos cambia la mirada.
Un proceso es eso, un tiempo de procesar, un tiempo de metabolizar, un tiempo de incorporar aquello nuevo que nos produce una desestructura.
El proceso nos pide tiempo y paciencia para transformar y además el amor necesario hacia nosotros mismos para poder aceptar lo nuevo. ¡Darse Tiempo!
Despedirnos de lo que fue, mirarlo con buenos ojos para poder asumir el cambio.
La verdad de lo que sucede no la conoce nadie, sólo puede ser descubierta al observar los motivos que nos llevan a tener determinadas acciones, motivos muchas veces encubiertos por el dolor, la tristeza el desamparo o aquello que nos a haya herido de tal manera que fue negado reprimido u ocultado por tanto dolor.
Entonces, sólo desde el amor en la mirada que le podamos dar a esos motivos excluidos podrán ser nuevamente integrados a nuestra conciencia. Al ser metabolizados con amor permitimos que las memorias antiguas de nuestro cuerpo se abran a lo nuevo.
Intentemos mirar con buenos ojos y amorosidad aquellos motivos que por alguna razón salen a la luz y que solo buscan ser integrados. Abrir el corazón hacia uno mismo y hacia otro justamente cuando está partido es poder recuperar los fragmentos perdidos de nuestra historia, que sólo busca a través del dolor ser reparada.
Poner el amor por encima del dolor y de la razón nos da una nueva oportunidad de reconciliar aquello que por alguna razón fue excluido.
Dejar de juzgar nos permite expandir nuestra conciencia hacia lo nuevo. Ese es el salto cuántico: amar cuando estamos dolidos, incluir sin cuestionar, comprender sin juzgar.
Nos pide justamente lo contrario de lo que vinimos haciendo hasta ahora. Primero con nosotros mismos y luego cuando tengamos el suficiente amor hacia nosotros extenderlo hacia los demás.
Colabora
Patricia Couceiro
Consteladora
[email protected]
En Facebook:
Patricia Mónica Couceiro
3764 829015