El primer tramo del discurso presidencial, cuando Macri reconoció haber hecho el año pasado pronósticos que no se cumplieron en absoluto, transcurrió con tranquilidad, con los legisladores sentados y escuchando o tomando nota, como hicieron el kirchnerista Agustín Rossi y la macrista Silvia Lospenatto.
Pero la calma duró poco y la tensión fue creciendo desde que Macri mencionó a una familia que “no se fue de vacaciones“, pero “conectó las cloacas” -comentario que generó risas y aplausos irónicos en el Frente para la Victoria- hasta el punto de quiebre: la referencia a la extinción de dominio.
Cuando llegó a ese punto del discurso, la diputada oficialista Elisa Carrió se puso de pie para aplaudir y toda la bancada de Cambiemos la siguió, con vítores que se hicieron más ruidosos cuando el Presidente reclamó que “el que se oponga, que diga dónde está parado”.
El oficialismo se mostró excitado con esta frase, mientras la líder del Frente Renovador, Graciela Camaño, y su compañera de bloque Cecilia Moreau, gritaban desde sus bancas, donde se escuchó: “¡Hablá del Correo, Macri!”.
El Frente Renovador tampoco dejó pasar la oportunidad de meter una cuña en el oficialismo cuando Macri destacó los “consensos” logrados con la oposición siendo un Gobierno con minoría en el Congreso y un diputado le gritó “miralo a Emilio”, en referencia al presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, el armador de acuerdos castigado por la Casa Rosada.
A medida que avanzaba el discurso se multiplicaban los gritos opositores, principalmente en el sector del Frente para la Victoria que, para poner un poco de humor, lideró un aplauso irónico cuando el Presidente dijo que la economía está “mejor que en 2015”.
Sin embargo, no les hizo ninguna gracia que desde una de las gradas bajara un canto (algo que no se veía desde la época de Cristina Kirchner) que decía “no vuelven más, no vuelven más”, lo que sacó de quicio a Rossi: el experimentado diputado se puso de pie y comenzó a gritar señalando a la bandeja superior en la que se encontraba, agitando el “cantito”, el dirigente Pedro “Piter” Robledo.
Y justo cuando se creía que el clima no podía estar más caldeado, llegó la situación más incómoda: la diputada electa de Cambiemos Joanna Picetti, a quien se le impidió asumir por una denuncia de presunto maltrato infantil, irrumpió en el recinto a los gritos.
“¡Su Gobierno ejerce violencia contra las mujeres!”, le gritó Picetti a Macri, reiterando su principal argumento de defensa frente a la declaración de “inhabilidad moral” que le impidió asumir su banca; el desconcierto fue total.
Macri miró a Monzó y le preguntó quién era esa mujer, mientras oficialistas y opositores se miraban entre sí sin saber qué era lo que pasaba y el personal de seguridad corría por los pasillos sin saber cómo solucionar esa notable falla en un esquema de control que fue el más rígido en muchos años.
Uno de ellos se acercó al estrado y les advirtió que Picetti no era diputada, lo que llevó a la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, a pedirle que se retire, aunque esto no ocurrió: la ex dirigente de Cambiemos se quedó parada en uno de los pasillos y nadie la escoltó hasta la salida, para evitar una escena aún peor.
Carrió, que fue quien en diciembre de 2017 terminó de sellar la suerte de la fallida diputada, giró su asiento y le dio la espalda a Macri para observar directamente a Picetti, a quien no le quitó la vista de encima por el resto de la sesión (o al menos eso pareció, dado que sus lentes oscuros no permitieron saber con exactitud hacia dónde iban sus ojos o si estaban abiertos o cerrados).
Una vez que todos se acostumbraron a la sorpresiva presencia de Picetti, volvieron a lo suyo: Felipe Solá (Frente Renovador) a gritar que era “una estafa” lo hecho con los parques eólicos en el norte del país y Nicolás del Caño (Frente de Izquierda) a vociferar que “la gente no puede pagar la luz y el gas” cuando Macri habló de las inversiones en Vaca Muerta.
Frases, carteles y una “plantita”.
El bloque del Frente para la Victoria decoró sus bancas con carteles que decían #HayOtroCamino, el eslogan de la campaña de Rossi de cara a las elecciones presidenciales, mientras que la Izquierda optó por otras leyendas: “Abajo el régimen del FMI” y “Basta de despidos”.
Pero el cartel más llamativo fue uno que decía #AutocultivoYa, que apareció colgado en la banca de la diputada del Movimiento Evita Araceli Ferreyra quien, para darle más énfasis al mensaje, puso sobre su escritorio una planta de cannabis.
Los mates que cebó a sus compañeros la misionera Verónica Derna para amenizar la jornada antes de la llegada de Macri podrían haber sido un dato de “color” simpático para las crónicas periodísticas, pero terminaron como lo más irrelevante y probablemente estuvieran menos calientes que el clima que se vivió en el recinto.
Fuente: Agencia de Noticias NA