Según relató la mujer a PRIMERA EDICIÓN, el último viernes se dirigía a una iglesia en la zona de dicho sanatorio cuando comenzó a sentirse mal. Es más, ya había decidido no manejar su auto hasta el lugar sino que se tomó un colectivo y cuando bajó se sintió descompuesta. Incluso, la trabajadora de una panadería le preguntó si se sentía bien.
“Estaba muy caluroso, yo me sentía desorientada y caminaba como en zig-zag”, afirmó Herrera. “Aparentemente me había bajado la presión, no me sentía bien, caminaba como entre algodones”, agregó.
Un trabajador de la zona la ayudó y la acompañó hasta Emergencias del Boratti donde al mostrar su carnet de PAMI, “me dijeron que no atendían, pero de mala manera. Me sentí más nerviosa. Me mandaron a la farmacia de la esquina. Ni siquiera me dieron la opción de pagar la consulta”, aseguró Herrera.
Acompañada del hombre se dirigió hasta la farmacia donde le tomaron la presión y la invitaron a quedarse sentada hasta tanto se tranquilizara. La mujer aseguró que no le cobraron la atención en la farmacia y hasta le dieron unas gotitas “y me sentí mejor”. Luego pudo tomar el colectivo y regresar a su casa.
“No quiero pensar lo que hubiese ocurrido si lo que me pasó a mí le hubiese pasado a una persona sola y más vulnerable. Fue un abandono de persona. Me sentí muy humillada”, reconoció la mujer que pidió alguna respuesta a las autoridades del sanatorio.
Vale recordar que desde agosto de 2017, el Boratti dejó de atender a la obra social de PAMI debido al cambio que realizó el organismo en su sistema para pasar al pago per cápita. Las autoridades del sanatorio informaron en su momento que no consideraban que los nuevos valores que se iban a abonar por parte de PAMI fueran suficientes para el tipo de prestaciones que requieren los pacientes.