Bolsonaro, un excapitán del Ejército, de 63 años, así como su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, pronunciaron su “compromiso constitucional” en el Congreso, por un mandato de cuatro años (2019-22).
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, prometió en su discurso de investidura liberar al país de los males que a sus ojos lo sumieron en “la mayor crisis ética y moral de su historia”.
“Convoco a cada uno de los congresistas a ayudarme en la misión de restaurar y volver a erguir a nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica”, proclamó ante el Congreso el ex militar convertido en el 38º presidente de la mayor potencia latinoamericana.
Bolsonaro propuso un “pacto nacional entre la sociedad y los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial” para cumplir con un programa conservador en lo social, y liberal en lo económico.
“Vamos a unir al pueblo, a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”, proclamó.
“Brasil volverá a ser un país libre de amarras ideológicas”, sentenció.
A sus 63 años, este ex paracaidista de ultra derecha, nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) y con un historial de exabruptos misóginos, racistas y homófobos, asume las riendas de la mayor potencia latinoamericana, de 209 millones de habitantes.
Y lo hace con una fuerte legitimidad electoral, tras haber obtenido en octubre más de 57 millones de votos (55%) al derrotar al izquierdista Fernando Haddad, presentándose como un salvador en un país agotado por los escándalos de corrupción, la violencia y la crisis económica.
Fuente: Agencias