El espíritu navideño se percibe en toda Jardín América, pero particularmente en los alrededores de la parroquia Cristo Redentor, donde la decoración está prácticamente acabada y se ultiman los detalles para festejar el cumpleaños de Jesús, el martes 25, después de la santa misa de las 20.
En el salón chicos y grandes alternan los ensayos para la cantata que desde hace diez años evoca los festejo del cumpleaños de Jesús. Se trata de un pesebre viviente con canto y baile folclórico, de una hora y media de duración, que se hace en el atrio, frente al templo. Myriam Carolina Fiege (45) es una de las referentes de ambos grupos. Contó que “es como una obra musical desde que empieza hasta que termina y va narrando los pasajes del nacimiento: la anunciación, la visitación, el momento en que la Virgen María visita a su prima Isabel, cuando tienen que huir, cuando buscan donde quedarse y nadie les abre la puerta, el nacimiento y toda la parte del Gloria, los pastores, y termina con la llegada de los Reyes Magos”. A su entender, es un trabajo que requiere de mucha coordinación “porque es continuo”.
Todo empezó cuando el padre Ángel Rojas era el párroco, pero recordó que el padre Marcos Szyszkowski, que está en Santo Pipó, “es el alma de esta cantata. Fue él quien propuso estos cantos y quien nos convocó”, mencionó Fiege, que desde pequeña comenzó a estudiar música de forma particular.
El grupo base lo constituye el Ministerio de Música “Jóvenes por la vida”, que es el que durante todo el año acompaña las misas de catequesis, los domingos por la mañana. Pero los que quieren integrarse lo pueden hacer, porque es abierto. Tal como sucede en lo que hace al baile, que este año sumará el cuerpo de danzas de mayores de la Municipalidad. Hay chicos muy pequeños, como los pastorcitos y angelitos, además de jóvenes y adultos. Un equipo se ocupa de preparar el escenario y otro los souvenires para la gente que asiste y golosinas para los niños. “Siempre tiene mucha convocatoria de público, se corta la circulación en torno a la plaza, la gente viene con sus silleta. Es muy emotivo, es todo bíblico, con apuesta de luces y sonido”, recalcó Fiege.
Amor que hace la diferencia
Tanto el tema de la ornamentación como el de la cantata son para Fiege “una caricia al alma”. El hecho de “poder dar un poco de todo lo que uno va recibiendo también es algo para lo que no tengo palabras. El hecho de poder salir de nosotros y dar desde lo que podemos, porque de eso se trata, uno termina recibiendo más de lo que uno fue dando. En realidad, todo siempre es poco. Podría haber hecho un poco más. Pero es gratificante porque a veces, sin darnos cuenta, en el tema de los chicos, se va viendo que se va sosteniendo, promoviendo, se los va ayudando a encontrarse desde la fe, con una vocación, y eso también no tiene precio”.
Acotó que sin el apoyo de la familia “es imposible porque son muchas horas las que una está haciendo otra cosa o está afuera de la casa, ensayando. Si no hubiera apoyo, acompañamiento, no sé podría”. Además, destacó el apoyo incondicional del sacerdote Slawomir Miguel Kondzior”.
Si bien varios sectores de la ciudad se engalanaron con los arreglos, el decorado que realiza el grupo de la parroquia Cristo Redentor tiene un toque de distinción. Y es porque “estamos convencidos que el amor se transmite en todo lo que uno hace. No es lo mismo hacer algo por hacer, que hacerlo por amor. Eso es lo que nos diferencia. Hay muchas horas de dedicación, de trabajo en juntar las botellas, lavarlas, cortarlas, deformarlas y volver a formar”.
“No es un contrato, es un servicio. Esa es la diferencia. Es todo hecho a pulmón. Todo está hecho con mucho amor y desde el servicio. Y para poder servir hay que amar mucho. Es para la parroquia, para la comunidad, para el otro, desde la gratuidad. Es una forma de dar, de agradecer, de amar, desde lo que uno va haciendo”, manifestó.
Los inicios de la decoración
El 22 de noviembre de 2015, muy cerquita de las fiestas, el entonces párroco Julio Fleitag decidió incentivar al grupo de jóvenes y les encomendó la tarea de adornar con materiales reciclados. Los padres y algunos otros integrantes de la comunidad acompañaron a los chicos en ese comienzo “que fue muy precario, primero porque faltaban pocos días, y otro porque nadie tenía idea de nada”. Ese año se decoró un árbol donado por Marlene Orrego, que junto a otras mujeres acostumbraba a levantarlo frente a la terminal de ómnibus pero que en esa ocasión les sería imposible. A eso le agregaron un par de coronas y una velita. En 2016 se comenzaron a sumar más manos, se empezó a pedir la colaboración de la gente que facilitaba las botellas, traían pintura, colaboraron económicamente para lo que hiciera falta, y “desde ahí estamos trabajando”.
En 2016 se logró poner velas y coronas en la plaza Colón pero como el año pasado la Municipalidad se hizo cargo de la ornamentación de la ciudad, “nosotros nos quedamos únicamente con la parroquia. Pero no es gente exclusivamente de la iglesia. Son unas 20 personas que van y vienen y cada uno aporta desde donde puede. Sea económicamente, otros trabajan en la casa, una hora, media hora, cinco horas o lo que puedan”, confió Fiege, quien es un poco la “líder” del grupo. “Está el grupo de las que tejen, porque los angelitos están hechos de tejido de bolsas plásticas. Desde sus casas fueron tejiendo durante el año y después se va armando. Vamos tratando de coincidir los tiempos de todos. No es exclusivamente católico. Nació en la parroquia porque la iniciativa fue del sacerdote que cedió las aulas de catequesis como espacio de trabajo”, ejemplificó.
Los ángeles, las campanas, el pesebre, las estrellas, son para anunciar el nacimiento de Jesús porque “no debemos olvidarnos de lo principal, de lo esencial, de que ese es el verdadero sentido de la Navidad, el nacimiento de Jesús”.
Para aprender las técnicas, “fuimos una tarde hasta Capioví donde los realizadores de la decoración nos explicaron un poco los conceptos básicos sobre el armado y corte para deformar, y en adelante había que ir ingeniándose, bajando tutoriales, mirando cosas de otros lados, pensando cómo hacer. Era todo práctica/error. Si bien el año pasado pensamos reciclar lo que teníamos, cada año crece el entusiasmo y le vamos agregando más cosas e intensificando la complejidad de los trabajos. Tienen otro tipo de armado respecto del que empezamos”, comentó.