Mientras se desarrollaba una clase de Educación Sexual Integral (ESI) para alumnos de una escuela pública de esta ciudad, una estudiante relató que desde hacía años era abusada por un familiar. En otro caso, pero en una escuela privada, la denuncia de una pre-adolescente puso en evidencia el accionar del conductor de un transporte escolar. Si se mira a nivel macro, en el país, ya son más de 300 los casos de estudiantes que se atrevieron a contar lo que les pasaba tras recibir Educación Sexual Integral en sus colegios, lo cual puso de relieve la importancia de encontrar un espacio para hablar y ser escuchados.
En ese sentido, directores y expertos consultados por PRIMERA EDICIÓN mostraron abierta coincidencia en que “en las instituciones tiene que haber un buen abordaje del tema, las familias tienen que colaborar y las escuelas con ellas”. Tales son los términos del representante legal del colegio Roque González, Juan Rajimón.
“Estamos trabajando, pero siempre falta”, señaló crítico al insistir en la importancia de abordarlo. “Ya desde el año pasado hemos contratado a una persona para que se dedique específicamente en la parte de Educación de las Emociones junto con el equipo del DAE, el cual acompañó al curso y a la alumna en cuestión después de esos hechos”, señaló el sacerdote.
“Es un tema poco abordado en las escuelas, donde nadie nos enseña a manejar las emociones y quizá por eso tenemos muchos problemas de convivencia a nivel social. ¿Cómo expreso mi enojo, mi afecto o tristeza? Es un tema que ya estamos trabajando, pero obviamente, siempre falta, siempre hay situaciones que superan. Por eso, cuando surgió el caso, la niña reaccionó como lo hizo y es porque saben lo que es un abuso y saben que los adultos tienen que respetar su cuerpo, además saben expresarlo con palabras”, enfatizó.
“Como institución actuamos desde el protocolo, darle información debidamente, no esconder nada, además de reservar la integridad del menor, en esta cuestión nos preocupan ellos. En las instituciones tiene que haber un buen abordaje del tema, tienen que colaborar con las familias”, aconsejó.
Debate y polémica
También son recientes los medidores de influencia que dejaron las masivas movilizaciones tanto a favor como en contra de que se brinde ESI en las escuelas, especialmente las privadas. Sin embargo, en las públicas también deben lidiar con la problemática y algunas, además de informar por medio de notas de que los chicos van estar en un taller de Educación Sexual, también piden autorización a los padres. Esto, cuentan las docentes, es porque se ven superadas por la situación a raíz de lo que desencadenó el “Con mis hijos no te metas”.
“Es obligatorio tratar el tema desde la ley, pero también como docentes hacemos lo que podemos y dentro de nuestras posibilidades, lo que nos guía en esta escuela es que estamos convencidos de que el conocimiento nos hace libres y el saber los ayuda a estar prevenidos”, dijo a este Diario la directora de la Escuela 449, Susana Mingarini.
“Para nosotros fue muy difícil afrontar lo vivido, porque se trata del sufrimiento de una niña. Tuvimos una experiencia parecida, con otra alumna, cuyo caso sigue en la Justicia, pero sin demasiadas repercusiones para la persona denunciada como involucrada, quien tuvo unos días de restricción pero ya pasó”, contó la mujer sobre la realidad de su alumna.
Algo que, al decir de la investigadora social Rosaura Barrios, experta en la temática, “es la regla: que los casos de abuso sexual infantil no se resuelvan. Todo queda en la nada”.
También consultado al respecto de las distintas polémicas, Rajimón expresó: “Aquí en el colegio siempre traté de dar una orientación, de no imponer ninguna ideología sobre el alumno. Nuestra función es informar, formar, dejar al alumno a su libre elección y libre pensamiento. Es fundamental que la escuela sepa orientar. Nosotros damos nuestra visión cristiana, lo cual no quiere decir que se está en contra de la realidad, sino que es una visión cristiana basada en la realidad. Centrado en la persona y apostado en el respeto por la diversidad. Esto es también respetar las distintas concepciones, no tratar de imponer una ideología por una ideología, sino permitir que el alumno tenga el acceso a toda la información y sepa y elija cómo formarse como persona de manera integral”, sostuvo.
“En la Feria de Ciencias -resaltó- recorrí los estands y hubo alumnos que habían tomado el tema de la Educación Sexual como parte de su investigación. Abordaron el nacimiento, el aborto, el control de la natalidad… Yo creo que la información siempre es buena y la apertura para escuchar, también. Nuestro rol social es muy importante: educar a nuestros niños para que estén abiertos a la diversidad. No tenemos que cerrarnos a ninguna cuestión por diferencias religiosas, porque en el fondo somo seres humanos. Tenemos que compartir y convivir. Yo creo que, en esto, las diferencias nos enriquecen. Hay que aprender a respetar y convivir”.
Dudas y rechazo
La directora Mingarini, por otra parte, reconoció que, aunque pocos, ha habido inconvenientes con los padres, porque el tema les genera muchas dudas.
“Entre que ellos no saben cómo manejar las preguntas de sus propios hijos y a la vez tienen miedo de dar vía libre a la escuela para que se trate el tema, todo se complejiza aún más”, graficó.
No obstante, después de lo ocurrido, algunas cosas cambiaron y la misma docente destacó que “los padres son muy conscientes y no se reportaron inconvenientes o rechazos masivos hacia la ESI, en toda la escuela hubo un solo padre que se opuso expresamente”, relató.
“Si cuando éramos chicos teníamos dudas, ahora todo es mayor. Con Internet y las redes sociales, ellos tienen acceso a todo, ni hablar de los contenidos de la TV. Creo que, con la complejidad que viven las familias, es necesaria la información. Y la buena formación ayuda a detectar situaciones de riesgo o de peligro para los menores”, remarcó.
“Este es el lugar que hay que garantizar”
Rosaura Barrios, doctora en Comunicación e investigadora desde hace diez años en temas de violencia sexual (desde 2010, específicamente en temas de abuso sexual de niños y niñas), analizó: “La ESI no combate el abuso sexual, ni siquiera lo previene, lo que da la ESI son elementos para que el niño o la niña decodifique o interprete que, bajo determinadas situaciones, está frente a una situación de abuso sexual”.
“Por eso es importantísima su aplicación: hablar de la ESI habilita en las escuelas un espacio de escucha bien interesante para que el niño o la niña pueda compartir aquello que le está causando daño”, indicó la investigadora.
“La mayoría de los casos de abuso sexual se da al interior de las familias, entonces ¿qué espacios le quedan a ese niño para contar lo que le están haciendo? La escuela. La escuela es el principal medio socializador de la infancia, pasan muchas horas del día allí, entonces ¿qué pasaría si desde ese espacio se habilita la charla con los niños? Estoy segura de que, por lo menos, vas a tener un caudal de testimonios de violencia en la casa. El potencial de la ESI es el espacio íntimo que habilita (si el docente está dispuesto a trabajarlo, por supuesto), ese es el espacio que hay que cuidar y garantizar. Es raro que los más reacios a instrumentar la ESI sean los propios padres y madres, directivos y docentes, quizás habría que trabajar fuerte con ellos”.