La doctora María Laura Álvarez, representante del ministerio Público Fiscal, pidió cinco años de prisión efectiva y la inhabilitación para conducir por el lapso de diez años, al entender que quedó fehacientemente probado en el juicio, que la acusada manejaba alcoholizada al momento de embestir la motocicleta que conducía Ramon “Topo” Cabrera (53).
Además consideró burda la hipótesis de que por tomar un café con Tía María le dio positiva la prueba de alcoholemia efectuada horas después del siniestro.
Entendió que la víctima fue embestida desde atrás, al no haber la imputada guardado una distancia prudencial con la moto de Cabrera.
Por otra parte, indicó que tuvo desprecio por la vida al conducir en esas condiciones. Consideró que la sociedad exige una pena ejemplar para este caso, por lo cual solicitó al Tribunal unipersonal a cargo del doctor César Raúl Gimenez que la acusada reciba la pena de prisión por el delito cometido.
Posteriormente fue el turno de la defensa de Santa Cruz, encabezada por los doctores Eduardo Paredes y José Luis Rey, quienes en un extenso alegato expusieron que, sin importar la graduación alcohólica de Cabrera, se hubiera salvado si llevaba puesto un casco homologado.
Sobre ese elemento de seguridad entendieron que estaba vencido, estaba golpeado con anterioridad y no guardaba los requisitos de seguridad exigidos por la ley.
Además, el doctor Paredes indicó que la sociedad compró el estereotipo de la “mala mujer”, abandónica, con poder y dinero, construido por los medios sobre la persona de Rocío Santa Cruz. Valoró la actitud de la familia de querer reparar el daño causado.
Desestimó las mediciones de alcoholemia efectuadas contra su defendida, ya que no eran comprobables, puesto que no fueron tomadas en serie. Sobre esto señaló que no podía saberse si el alcohol en sangre estaba en curva ascendente o descendente al momento de ser tomada la prueba. De manera que dio lugar a la interpretación acerca de que Santa Cruz podía no haber estado alcoholizada al momento del siniestro, teniendo en cuenta su propia declaración y la de las que la acompañaron esa noche en la fiesta.
Al dirigirse al juez y a la propia familia de Cabrera les pidió que entiendan que hubo una concurrencia de culpas en el hecho. Tanto Santa Cruz como la víctima, ambos aportaron a la producción del hecho.
En este sentido, puso el foco en el alcohol en sangre que presentaba Cabrera y la falta de elementos de seguridad adecuados para la conducción en moto. Apuntó a que murió por un deber no cumplido, que le cabía como ciudadano.
Finalmente los defensores solicitaron la absolución de la defendida. En caso que el magistrado decidiera por una condena, pidieron que esta sea en suspenso o en su defecto que no sea de aplicación efectiva.
El magistrado convocó a las partes para el próximo lunes 26 a las 10, para la lectura de la sentencia.