El hecho no solo constituye un absurdo intento de amedrentación a la libertad de prensa, sino es el ejercicio más vulgar –y, quizás, común– con que se expresa la violencia de género.
Se menoscaba y degrada a la mujer, y se refuerza la concepción patriarcal y machista de que es un ser inferior del que algunos piensan se la puede tratar como un objeto, una cosa.
¡Es vergonzosa y dolorosa esa actitud y esa complicidad!
Guillermo J. Ayala
Posadas (Misiones)