Es el caso de Eagle Claw, la única fábrica de anzuelos de Estados Unidos. Su historia se remonta a 1925 en la ciudad de Denver, en el estado de Colorado, y los protagonistas fueron dos grandes aficionados a la pesca: Drew McGill y Stan Wright, quienes dieron vida a Wright & McGill Co.
Cuenta la historia que todo comenzó con una salida de Drew en busca de truchas en el río Colorado.
La jornada no había sido muy productiva pese a los constantes ataques de los peces a las distintas moscas. Durante un descanso, el joven pescador vio a dos águilas sobrevolando la zona hasta que una se posó sobre un árbol seco. McGill notó que las garras afiladas y puntiagudas del ave atravesaban sin esfuerzo la madera; y recordó que las águilas solían atrapar peces con sus patas.
Fue entonces que decidió curvar levemente la punta de sus anzuelos para ver si mejoraban su capacidad de clavado.
Las pruebas que hizo sobre una correa de cuero de su morral lo dejaron satisfecho y al volver al río notó que había logrado capturar truchas que antes solían escapar.
McGill comenzó a trabajar rápidamente en su nueva y mejorada forma de anzuelo, incorporando una punta afilada y el diseño curvo inspirado en la garra del águila. El diseño barrió el país, ya que ofreció la primera mejora en los anzuelos en muchos años. Esa es la extraordinaria historia del ave que construyó un verdadero emporio.
En 1938, Wright & McGill Co. registró oficialmente a Eagle Claw como marca comercial de la empresa y continuó expandiéndose, produciendo una línea de moscas, señuelos de pesca y anzuelos. Para 1948 la firma ya era propietaria de las únicas máquinas automáticas de fabricación de anzuelos del mundo.
A principios de siglo absorbió a otras empresas y comenzó a producir cañas, reeles, accesorios y muchos productos para la pesca. Actualmente cuenta con más de 1,500 artículos, como líneas de pesca, flotadores, giratorios, plomos, redes, escalas, tubos de cricket, herramientas y muchos otros accesorios.