Lo que sentimos acompaña cada momento en nuestra vida y es así que los sentidos nos ayudan a activar los mecanismos para aprovechar cada alimento que ingerimos, liberando diferentes enzimas desde antes de poner el bocado en la boca, que se activan en el cerebro sólo al pensar. Por ejemplo, unas de esas enzimas son las que envuelven el bolo alimenticio (amilasas) para comenzar a degradarlo y seguir luego en el estómago formando el quimo, sustancia que pasará a los intestinos.
Todos los procesos de degradación necesitan enzimas y bacterias es por eso que importa tanto consumir alimentos probióticos y prebióticos.
Todas las verduras pueden fermentarse y dar así más bacterias para un mejor aprovechamiento.
Es muy sencillo incorporar fermentos a nuestros hábitos y mejorar diferentes patologías; en general las harinas blancas y azúcares, acompañados de conservantes como por ejemplo: tortas, facturas y otros, van disminuyendo las bacterias buenas y aumentando las malas que acumulan tóxicos.
De ahí la importancia de tener como pilar en la alimentación productos fermentados que recomponen la flora como el kefir, kombucha, verduras fermentadas, todo esto genera nuevas colonias, nuevos guerreros y así hay más posibilidades de aprovechar lo que comemos.
Para nuestra tranquilidad, armonía y bienestar, al momento de comer no es bueno sacar temas que puedan generar conflictos ni tener aparatos electrónicos con nosotros en el momento de compartir un alimento. Las emociones de tensión también alteran la absorción así que lo ideal es rodearnos de buena compañía, estar con música o generar el ambiente más placentero que podamos.
Tomar infusiones previas a las ingestas y luego esperar a terminar todo a temperatura ambiente, tibio es mejor, no frío.
Si nos cuesta elaborarlos podemos comprar en diferentes lugares y tener a mano para comenzar hasta comer el plato principal.
Se ha estudiado en patologías psiquiátricas y trastornos neurológicos, el beneficio de suprimir harinas blancas y aumentar fermentos para mantener el intestino apto para producir cantidades de serotonina, neurotransmisor que nos mantiene anímicamente saludables.
Al igual que el estado anímico, las defensas son fundamentales. Consumir fermentos para cuidar nuestra flora normal y disminuir las harinas blancas hará posible que cada alimento ingerido aumente sus beneficios. A tu disposición con el aprecio de siempre.
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
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