En un principio, insistió con su inocencia y afirmó que había sido engañado por un tercero del que, de todas maneras, nunca dijo siquiera un nombre. Después, las pruebas lo arrinconaron e incluso levantaron sospechas de que no habría sido España el único destino al que envío sus paquetes.
Finalmente, Sergio Arnaldo Báez (42) resolvió confesar. Oriundo de Puerto Piray y con última residencia en Buenos Aires, el misionero firmó un juicio abreviado en el que aceptó su responsabilidad por el intento de enviar hacia Madrid casi tres kilogramos de cocaína ocultos en un cilindro metálico. El último miércoles recibió cuatro años y medio de prisión efectiva, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN.
La pesadilla para Báez comenzó hace poco más de un año, el martes 11 de abril de 2017, en momentos en que efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) con funciones en el aeropuerto internacional de Ezeiza revisaban maletas y paquetes que debían ser cargados a un avión con destino a Madrid.
Los uniformados rápidamente centraron sus sospechas en una encomienda que en el interior guardaba “una pieza metálica cilíndrica cuya parte externa se hallaba recubierta con una pieza estriada confeccionada en plástico de color blanco”, al decir del expediente.
El paquete fue retirado y analizado en detalle. Tras realizar una perforación al “rodillo”, los policías descubrieron una sustancia blanca en su interior. Los test orientativos confirmaron que se trataba de clorhidrato de cocaína.
Había, en total, 2.945,5 gramos del estupefaciente. Posteriores pericias apuntaron a que se trataba de droga “con un algo grado de pureza”, según el propio Tribunal Oral Económico 2 de Buenos Aires, a cargo de enjuiciar al misionero.
Mientras todo aquello sucedía, Báez estaba en su casa de la localidad de Monte Grande, en el partido de Esteban Echeverría, sin imaginar que sus horas en libertad entraban en extinción. A sólo diez kilómetros del inmueble, en el aeropuerto, la PSA ya tenía sus datos, que él mismo escribió como remitente del paquete.
Una redada de proporciones rodeó el inmueble del sospechoso, sobre calle Isla Águila. El misionero terminó detenido y, a la hora de declarar, rompió el silencio.
“Yo no sabía que el aparato iba a llevar eso porque si no, no hubiera puesto mis datos reales”, indicó ante la Justicia, tras lo cual apuntó a otro hombre que le había pedido que remitiera el cilindro metálico.
“No indicó dato alguno que permita establecer la existencia, y menos aún la identidad de la persona que el nombrado señaló como quien le habría entregado ‘el aparato ese para hacer el envío por DHL’”, explicaron los jueces a cargo de la causa.
No sólo aquello despertó las sospechas de los investigadores, si no también el resultado del allanamiento realizado en su vivienda. Sucede que en el lugar, los detectives secuestraron “varios papeles y comprobantes por los cuales se da cuenta que el nombrado habría impuesto en el correo otras encomiendas internacionales (en septiembre y en diciembre de 2016)”, resumieron los instructores.
En ese sentido, la Justicia encontró en el lugar un comprobante que “da cuenta de un envío postal con destino a Roma, República de Italia, impuesto por el nombrado el 23 de diciembre de 2016, en el cual se declaró que se trataba de un ‘cilindro acero inoxidable 500 mm por 220 mm’”.
Y como si aquello no fuera suficiente, los investigadores también hallaron en la casa “anotaciones manuscritas de personas y teléfonos cuya numeración corresponde a distintos países (Reino de España, Irán e Irak), lo cual también daría cuenta de la existencia de contactos internacionales por parte” de Báez.
Rodeado por las pruebas, y después de ver rechazados pedidos de prisión domiciliaria por diabetes y de excarcelación, el oriundo de Puerto Piray finalmente resolvió aceptar su responsabilidad por el delito de “tentativa de contrabando de exportación de estupefacientes destinados a ser comercializados”, razón por la que ahora deberá purgar cuatro años y medio de prisión de cumplimiento efectivo.
LA SENTENCIA QUE RECAYÓ SOBRE EL MISIONERO BÁEZ
Sentencia