En primer lugar, quiero dejar sentado que asusta el retroceso y deterioro que ésta viene soportando, especialmente después de la caída de quien fuera presidente argentino, don Juan Domingo Perón. Hoy casi se arrastra para poder subsistir más o menos el 60% de la población de los connacionales.
Gobiernos integrados por incapaces desactivaron, desmembraron la otrora quinta o sexta potencia del mundo. Eso está a la vista.De que tengamos que estar obedientes a lo que ordene el Fondo Monetario Internacional (FMI) es una barbaridad producto de la incapacidad gubernativa.
Que el dólar tenga que ver con la atroz inflación es producto de la obsecuencia de quienes gobiernan.
Que si las fuentes de trabajo se cerraron es producto de inconscientes que preferimos comprar productos manufacturados de pésima calidad en otros países (más baratos) antes que los hechos por nuestros connacionales.
Que tengamos que mendigar créditos para vender esos dólares a quien sabe quién es inadmisible.
Que haya una inseguridad que mete miedo y que nuestros policías casi no pueden controlar porque terminan pagando con la vida –semanalmente algunos de nuestros queridos policías es asesinado por los balandras que le dimos libertad para robar–, es imperdonable.
Por ser tan incierto el transitar de la República Argentina sugiero que todos los candidatos a ocupar la Presidencia del país, por un periodo hagan una coalición o un grupo gubernamental para dirigir el país a partir de las próximas elecciones, ocupando distintos cargos en ministerios y organismos oficiales porque sino a quien gane solo le será difícil que saque a la Argentina de su desastroso estado actual. Entiéndase que sugiero que todos los partidos políticos con sus representantes participen en el gobierno.
Hay amagues de enjuiciar a exfuncionarios por administraciones fraudulentas, pero no pasan de los anuncios. Que haya funcionarios de segunda que tengan 20 asesores nos dice que nos están tomando del pelo porque cada uno cobra un jugoso sueldo. No hablemos de los funcionarios más representativos.
Están quedando solo los flecos de nuestra querida Argentina.
Escribe Alfredo E. Halberstadt
San Vicente (Misiones)