Regularmente los términos light y saludable se usan como sinónimos, pero ¿significan lo mismo? Veamos las diferencias…
Light se refiere a aquellos alimentos que están reducidos en, por lo menos, un 25% en la cantidad de algún ingrediente con respecto al producto original, ya sea bajo en calorías, bajo en sodio, o en grasas saturadas y colesterol o reducidos en azúcares. Sin embargo, tengamos en cuenta que “reducido” no quiere decir que “no contenga”.
Se suele pensar que porque un producto venga en un envase verde no engorda y se puede comer con libertad; no obstante, muchas veces es preferible consumir un producto en la versión original por los aditivos que se agregan a los light y que muchas veces son nocivos para la salud.
Por otro lado, saludable significa que un alimento contiene naturalmente nutrientes específicos que proporcionan uno o más beneficios para nuestro organismo, aportan vitaminas, minerales, grasas saludables, proteínas de alta calidad, fibras o agua, que nos ayudan a realizar las actividades diarias y evitan las enfermedades.
No necesariamente un alimento saludable tiene que ser light, como ocurre con las frutas secas, que, como sabemos, son saludables (por su contenido de grasas “buenas”) pero también aportan mucha energía en una porción pequeña, es decir, que no son light en calorías.
De la misma forma, un alimento light no siempre es saludable; es el caso del dulce de leche light, por ejemplo, que está reducido en grasas, pero éstas son reemplazadas por almidones para lograr la misma consistencia que el original. A la hora de contar calorías, los dos aportan lo mismo y no contienen nutrientes esenciales. Entonces, ¿qué elegimos?
Si vamos a optar por algún alimento light, debemos conocer el nutriente en el que está disminuido y elegir de acuerdo con nuestras necesidades (bajo en sodio, bajo en grasas, etc.). Lo natural siempre le gana a lo ultraprocesado, podemos consumir ambos, siempre y cuando seamos conscientes de lo que comemos.
Leamos atentamente las etiquetas de los productos, allí tenemos la información que necesitamos para ser consumidores inteligentes y poder decidir sobre nuestra nutrición y nuestra salud.
Colaboración de
María Romina Reckziegel
Licenciada
en Nutrición MP 291